Cabaña suiza

De la comedia exquisita al thriller

Lautaro Vilo nació en Plottier, provincia de Neuquén, en el norte de la Patagonia argentina. Allí transcurre Cabaña suiza , una de las piezas ganadoras del premio de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (Artei), un estímulo para la producción en el circuito off . El autor tomó elementos de este universo (su geografía, sus habitantes y sus costumbres) para escribir esta obra que, por momentos, transita la comedia más exquisita, en otros, el drama e incluso el thriller.

Dos hermanos herederos de una fábrica de chocolates, un mediocre aspirante a músico, una seductora cosmetóloga, una maestra jardinera, una estudiante de ingeniería, un pendenciero líder sindical y el irresistible playero de una estación de servicio recorren esta puesta. Todos ellos se cruzan en este mosaico de almas sin esperanza. Cabaña suiza es una obra coral, frecuentada por huérfanos, viudos, seres solitarios y aferrados al pasado, anclados en un sitio y una condición, perturbados por el sonido del viento, que ya ni advierten, pero que los perturba. Por eso el personaje de María Abadi, recién llegada a la ciudad, aporta una brisa de aire fresco a este clima sofocante, con su criatura y su presencia.

Vilo tiene varios méritos en esta producción. El primero de ellos reside, desde la dramaturgia, en crear un texto cuyo ritmo va in crescendo y un desenlace vertiginoso. El segundo de ellos es el de haber reunido a un elenco talentoso, con oficio, versátil que compone personajes y que entretiene. Hay que destacar la maravillosa, precisa y desopilante labor de Paula Ransenberg, una actriz con una personalidad descomunal, que logra un magnetismo único en escena.

Entre animales embalsamados, rutas patagónicas, trufas y chocolates, Vilo retrata a una generación, los de treinta y pico, sus frustraciones, sus problemas y sus sueños.

Fuente: La Nación

Sala: Teatro del Pueblo / Funciones: viernes, a las 21

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