Sergio Renán: Incendios


Volver al teatro, volver a los inicios

El miércoles estrena Incendios, un texto que tiene tanto de tragedia griega como de thriller

"La caballerosidad me llevó a estar más de sesenta días internado", dice Sergio Renán con esa voz "de ladrido", como dice él, apenas llega al teatro Apolo. Se explaya. Cuenta que manejar su propia pasión, o intentar mantener constantemente las buenas formas o haber lidiado en la dirección del Teatro Colón con gente que detestaba pero que amaba en el escenario tuvo sus costos. Aquella mala historia, una severa pancreatitis, sucedió en 1997. Pasó el tiempo (mucho). Y de estar postrado en una cama, ahora anda en pleno trajín. Es que el jueves estrena en esta sala de la avenida Corrientes Incendios , una trama soberbia del libanés Wajdi Mouawad. Una historia con elementos de tragedia griega, tiempo de thriller y de teatro político, que tuvo su versión cinematográfica con la dirección de Denis Villeneuve. La película fue nominada al Oscar al mejor film extranjero en 2011. La tregua , en 1973, también. La dirigía (historia conocida, lo sé) Sergio Renán.

" Incendios es una obra en la que es muy perceptible la cantidad de cine vista por el autor y de qué manera operó en él", cuenta. La puesta que está realizando de esta trama con infinidad de escenarios y saltos temporales da cuenta de su propio tránsito como hombre de cine. De hecho, sobre grandes estructuras metálicas, piensa proyectar imágenes.

"Yo no sé si puedo decir que tenga pasión simétrica entre el cine, el teatro y la ópera; sé que amo a los tres géneros -dice-. Cuando supe que quería dirigir, supe que quería dirigir cine, teatro y ópera. Comparado con el cine y la ópera, el teatro es más fácil de concretar. Debe de ser por eso que empecé a dirigir cine tres años después de mi primer montaje teatral y monté mi primera ópera 14 años después de aquella obra. En este recorrido, el trabajo de puesta de Incendios me resulta absolutamente movilizador."

El texto es absolutamente movilizador. Una madre muere y les deja a sus hijos unas cartas que los hará visitar el horror, tutearse con él, reconocerlo en sus propias venas. Esos dos hijos podrían haber nacido en la ESMA. El papel de la madre está a cargo de Ana María Picchio. El de los hijos, de Esmeralda Mitre y Mariano Torre. Cuando Renán preparaba La tregua , nunca negoció el protagonismo de Héctor Alterio y de Picchio. Cuando la productora le propuso montar este texto, volvió a aparecer Picchio. La cantidad de actores que integran esta puesta (14, en total) está por fuera de la tendencia de la escena comercial tan proclive a optar por textos de habla inglesa y pocos personajes.

"Un proyecto como éste es toda una aventura. La obra es de una emotividad tan poderosa que hace años que no sentía algo parecido. Yo estoy muy agradecido, me recuerda mucho a mis trabajos de los 70 con gente como Federico Luppi, Juan Carlos Gené, Bárbara Mujica, Marilina Ross... En aquellos tiempos armé el grupo Compañía de Buenos Aires. Monté Las criadas , de Genet. Fue un éxito increíble. Sin embargo, con la impunidad que tienen los pensamientos poco comprobables, siento que lo mejor que hice en teatro fue mi segunda puesta, Víctor o los niños del poder . No fue un éxito de público, pero me marcó. La protagonista, fíjese, era Ana María Picchio. Si traslado ese mismo ejercicio de la memoria al cine, la película más exitosa y la que me cambió la vida fue La tregua ."

-En teatro, rescata su segunda puesta; en cine, su primera película. ¿No es duro llegar a la conclusión de que su producción más importante tiene casi 40 años?

-Sí, pero es absolutamente cierto. También hay que pensar en los contextos históricos. Que haya hecho esos trabajos me colocó en un espacio singularísimo. De todos modos, hay que reconocer que los debuts exitosos pueden convertirse en un problema... Me gustaría que lo mejor, lo más recordado fueran los trabajos recientes; en ópera podría decirte que es así. Mis tres últimas ré gie fueron las más exitosas.

-O sea, la disciplina a la que llegó más tarde.

-Sí, igual yo considero que Tres de corazones , que estrené en 2007, es mejor que La tregua . Ésa fue la mejor historia que conté, pero lo que vino después estuvo mejor hecho.

SER, PERTENECER

Sea como actor, director de teatro, cineasta, guionista y régisseur Renán se codeó con todos. "Sin embargo, nunca me sentí parte del mundo del espectáculo. Nunca. Me acuerdo que de joven tenía una actitud vergonzante ante ese universo al que, de alguna manera, me convenía pertenecer. Si hacía una nota con Radiolandia, por ejemplo, era un tema conflictivo. Parte de lo conflictivo era que lo deseaba", cuenta mientras toma un café. Parado en ese conflicto, podía suceder una escena como la siguiente. El fotógrafo [pobre él] le pedía una sonrisa. Él, con su mejor cara, le preguntaba: "Dame un motivo y yo me río".

-Perdón el término, pero eso es de jodido.

-Sí, totalmente [se ríe, ahora sin que nadie se lo pida]. Creo que, de esa manera, podía salvar algo de mi integridad. Igual, no me puedo quejar de mi relación con la sociedad. Entre esa necesidad de ser prestigioso y ser popular que todos tienen...

-Todos, y usted.

-¿Yo? Seguro... Con los años, fíjese, soy mucho más prestigioso que popular. En esta especie de recorrido, considero que todo lo que he hecho en teatro ha sido respetable. Sin embargo, se me vincula más con el cine.

Durante un rato, habla de lo popular y de lo prestigioso. En el numeroso elenco de Incendios hay algo de eso. De cada uno habla con detalle. Lo mismo hace en relación con el equipo artístico. Un caballero, un dandy porteño. "Bueno... -acota cuando escucha eso de dandy-. Si eso implica pensar en la propia apariencia, no. Claro que, debo confesar, cuando era joven, me gustaba la idea de que se supiera que era un «chico fino»." Y vuelve a reírse de sí mismo.

Dice no tener la "profesión" de director de teatro. Y agrega: "En verdad, cuando en 2000 se cumplieron tres décadas de mi puesta de Las criadas , quise volver a dirigirla. No pude. Eso me generó una especie de depresión muy fuerte. No podía creer que a las actrices a las que les ofrecí hacer la obra no pudieran o no quisieran".

-¿Vio la puesta de Las criadas que se montó el año pasado?

-No quise.

-¿Herida narcisística?

-Totalmente.

-Y por qué no se animó en una sala alternativa, hubiera sido como volver a sus orígenes.

-Cada tanto pienso en eso. En ciertos casos, no tendría problema. Hay salas de ese circuito a las que suelo concurrir. Antes de que mi voz se convirtiera en un ladrido, también tenía el proyecto de hacer algo en teatro. Todo esto es para decirte que algo de Incendios me retrotrae a mis inicios. Claro que siento que recién ahora tengo las herramientas para contar esta historia.

Fuente: La Nación

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