Tango feroz


Un adiós con la madurez merecida para Tanguito

Las despedidas suelen ser tristes, pero pueden cargar también con la euforia del último momento, con la emoción del abrazo final y convertir ese encuentro en una fiesta. Es lo que ocurrió el domingo pasado en la última función de Tango feroz . La visión intensamente social y política que le dio Joaquín Bonet al libro de Aída Bortnik y Marcelo Piñeyro encontró al socio perfecto en ese director sensible y comprometido que es Ariel del Mastro. Es una pena que esta propuesta haya tenido que bajar de cartel justo en su momento de mayor madurez. Del Mastro escarbó en el alma de esta historia que, según lo expresado por él mismo, tanto le llega en lo personal. Y tuvo la habilidad de contagiar ese entusiasmo a los integrantes de su compañía. Eliseo Barrionuevo fue, el último mes, el legendario Tanguito. Con sobriedad y sutileza fue el timonel de esta travesía final que arrastró a un grupo de talentos jóvenes inmensos: Florencia Otero (¡qué gran actriz dramática!), Federico Salles (intensidad y distinción en dos personajes entrañables), Germán Tripel (intérprete que sabe subrayar el momento justo), Tony Lestingi (autoridad y jerarquía escénica), Mariú Fernández (lista para cualquier personaje complejo), Joe Seitún (inmensa sensibilidad), Sofía González Gil (frescura y talento) y Federico Llambí (contundente). Ahora que se prepare el resto de los argentinos porque emprenden una extensa gira. Merecida. No sólo para el equipo de trabajo sino para los espectadores que podrán tener la posibilidad de dejarse conmover y emocionarse con esta postal que activa la memoria.

Fuente: La Nación

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