Me doy el gusto



Adriana Barraza, su vida y su pasión

La actriz mexicana Adriana Barraza cumple 40 años con su profesión y, para celebrarlo, ha construido un monólogo plagado de gestos autobiográficos. En escena, repasa su historia personal y su carrera, enfrenta personajes reales con los que se cruzó en su vida y también con algunos que debió interpretar en la escena.

La "maestra Barraza", como suelen llamarla sus alumnos y colegas, se planta en escena y, de inmediato, atrapa la atención del espectador. Es sin dudas una intérprete de fuerte imagen y su relato le posibilita transitar por los más diversos estadios emocionales. Segura de sus recursos -que los tiene y muchos-, sabe ir construyendo un entramado escénico en el que cruza aspectos de su pasado personal con su presente artístico. "Yo nunca soñé con se actriz", afirma, y describe su niñez humilde en una pequeña población, Toluca, para después hacer referencia a los distintos espacios en los que ha trabajado. En telenovelas, por ejemplo, haciendo "de pobre, fea y mala", hasta llegar a la nominación del Oscar por su labor en la película Babel .

Allí el espectáculo tiene sin duda sus momentos más brillantes. Ironiza sobre el mundo de Hollywood y también lo reconoce como un territorio que le aportó una cuota importante de trascendencia.

En todo el recorrido del espectáculo, ella juega con un baúl al que lo va cargando con recuerdos muy sinceros, donde no falta la cita obligada de algunos maestros señeros que ya no están, pero que ella imagina en algún lugar, "sentados juntos y tomando un vinito".

"El impulso creativo es el soplo que te da la vida", afirma en algún momento la actriz y es esa síntesis la que, a no dudarlo, ha alimentado estos cuarenta años de trayectoria. Queda muy claro sobre el escenario del teatro Picadero, aunque a veces la dramaturgia del espectáculo muestra cierta debilidad. Entre transformar en ficción una realidad (la de esta mujer) y lanzarse al puro juego, en esta experiencia se prefiere que cada dato de la realidad potencie un recuerdo, y él sea el que alimente la acción en una continuidad que muchas veces se trastoca.

Aun así, Adriana Barraza demuestra que es una notable intérprete y que puede comprometerse en escena con una profunda pasión.

Fuente: La Nación

Sala: teatro Picadero, Pasaje Discépolo 1857 / Funciones: los martes, a las 21.

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