L'Immédiat y Circo efímero



Encantadora catástrofe escénica

El caos del francés Camille Boitel y la frescura de Circo efímero

finalmente llegó Camille Boitel con su L'Immédiat , la catástrofe hecha circo. Una maravilla caótica y desbordada que habla del hombre y la máquina, de fuerzas contrapuestas frente a las que, invariablemente, el hombre lleva las de perder. Pero aquí, de manera encantadora. Siete acróbatas -con aires clownescos- hilvanan a la perfección decenas de situaciones que van desencadenando una gran y única hecatombe. El caos como principio, el intento de domarlo como fin. La desarticulación del objeto y del cuerpo humano, de igual a igual, con una precisión en perfecto desorden; con una lógica que bien podría ser matemática.

La rebelión de las cosas y del cuerpo. Ése podría ser el concepto general de ese todo desmesurado que estalla (literalmente) en escena en el espacio de la sala AB del Cultural San Martín. Lugar perfecto para eso que estos franceses hacen, para la concatenación infinita del gag físico que provoca una hilaridad desmedida. Una suerte de infinito (pareciera) dominó gigante en el que alguien, de puro torpe, vuelca antes de tiempo la primera pieza. Pura sorpresa, pura magia.

Cuerpos que se elevan, hombres que usan vestidos, tapados de piel, pilotos o simplemente camisetas y calzoncillos. Frágiles hombres que podrían romperse en mil pedazos mientras uno, desde la platea, moriría de risa con ellos. Pero la fragilidad es su fortaleza. No se rompen, por el contrario, renacen y vuelven a renacer con una tozudez contagiosa.

Intentan dormir, intenta beber, intentan trabajar, pero la naturaleza se les pone en contra, y así como si nada, la enfrentan. Como cuando al personaje que interpreta Camille -Camille mismo- la vida le impone el plano inclinado, mientras él se desgañita por vencerlo. Imposible. Imposible no disfrutar de tantas y tremendas buenas ideas que suenan tan simples, tan desopilantes que la sonrisa, el asombro, la felicidad no aflojan. Por suerte, quedan dos funciones de esta inmediatez que se nos viene encima y nos llena el alma. Y, por suerte, también queda otro Boitel auténtico, Cabaret Calamiteux, que se presenta hoy, a las 22, en el Polo Circo. Todos los créditos para él.

También hubo magia en el Teatro 25 de Mayo, de Villa Urquiza. Es que hasta allá llegaron los estudiantes de circo de L'École Nationale des Arts du Cirque de Rosny Sous Bois, bien mezcladitos con los estudiantes de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Juntos presentaron Circo efímero , un proyecto con el que cierran 15 días de intenso trabajo en común de residencia técnica y creación. Otra maravilla de frescura, entrega y alegría. Son 23 jóvenes que deben rondar los 22 años y que crearon -como excusa para mostrar eso a lo que decidieron dedicarse con cuerpo y alma- un bar. Un bar en el que se encuentran los amigos, en el que se ahogan las penas de amor o se intentan nuevos comienzos. Postales de sensaciones reconocibles en los cuerpos de estos poco más que adolescentes que las traducen en acrobacias, malabares, las pasean en aros, sogas, telas. Con corazones apenas zurcidos se animan de nuevo a la galantería y cada historia tiene su impronta física. Más fuertes, más sutiles, cada número es una bocanada de aire fresco y talento que encandila. Dan ganas de que el aplauso demore la partida.

Fuente: La Nación

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