Jorge Marrale y Benjamín Vicuña: Los elegidos



"La propia producción es la legitimación de lo que uno hace"

Maestro y alumno de un taller literario, esos son sus personajes en Los elegidos, la obra que se estrenó esta semana en el Paseo La Plaza con la dirección de Daniel Veronese. Una pieza sobre el éxito, el goce, la envidia y el compañerismo.

Para hablar del éxito, de la necesidad de trascender, de la soberbia y la competencia feroz, el mundo de los escritores parece ser el ambiente ideal. Hay de todo: personas desesperadas por legitimidad, por pertenecer a una élite de intelectuales y quienes se pasan la vida intentando acceder a un estatus que nunca logran. De eso habla Los elegidos, el último gran estreno de teatro comercial, que tiene como protagonistas a Jorge Marrale y a Benjamín Vicuña. Una pieza para pensar qué queda de la vida de las personas, una vez que pasa el tren de exitismo.
Escrita por Theresa Rebeck, Los elegidos fue estrenada originalmente en 2011 en Broadway. Ahora, bajo la dirección de Daniel Veronese, el espectáculo tiene su impronta argentina y cuenta, además, con las actuaciones de Vicky Almeida, Manuela Pal y Lautaro Delgado. En la historia, cuatro jóvenes aspirantes a novelistas se inscriben en un taller de clases privadas con Víctor (Jorge Marrale), una figura literaria de prestigio internacional. Bajo su rigurosa y heterodoxa metodología de enseñanza, algunos brillan y otros se frustran, surgen y se rompen alianzas. Todos quieren alcanzar el éxito, pero sólo algunos serán elegidos por el profesor, las editoriales y luego por los lectores.

–¿Qué plantea la obra sobre la necesidad de alcanzar el éxito?
Benjamín  Vicuña: –La obra se refiere al fascismo que hay de por medio en torno a qué es ser exitoso, para quién, a qué escala, qué conlleva eso. El maestro va sacando los perfiles de los alumnos, les dice: "Vos vas a escribir en televisión", por ejemplo. Y ahí se empieza a ver qué quiere decir el éxito para cada una de las personas. Para mí, la palabra éxito implica un fascismo porqu esiempre tiene que estar la exigencia de obtener un resultado. La necesidad de aprobación y el canibalismo entre los pares es lo que impera. No nos damos cuenta que lo más importante y lo más difícil de conseguir es la contención y la solidaridad.
Jorge Marrale: – En el taller literario aparecen los celos, las envidias y también aparece el compañerismo. Todo eso está vinculado al éxito. En ese sentido, la pieza es muy interesante porque claramente expone qué es la competencia. Lo expone en un núcleo compuesto por un maestro y sus alumnos, algunos ya escritores, pero en formación. El profesor tiene una gran influencia sobre ellos, no tiene filtro, si tiene que decir que es un horror lo que leyó, lo dice y lo justifica.
–¿El profesor les baja el ego a la tierra? ¿Los artistas necesitan eso?
J.M.: –Sí, totalmente. Este profesor no tiene filtro ni anda con florituras. No piensa en hablar con cuidado, para no dañar. Quiere que al otro le quede claro dónde está el error, pero no para dañarlo, sino para fortalecerlo. En el sentido de saber que si se esmera, puede alcanzar lo que quiere. De hecho, eso se consigue y después se ve.
B.V.: – Mi personaje tiene terror a publicar, siente que se va a develar su alma o algo así. Y el profesor es muy duro, muy honesto. Pero a la vez, los alumnos le muestran lo peor: la soberbia, el ego. Se habla de cómo algunos son capaces de matar por ganar un espacio. Además, se plantea un diálogo generacional sobre cómo se percibe la competencia o la lealtad para los jóvenes y cómo lo vive el personaje del maestro. Yo creo que se habla del ego del mundo literario pero se pueden sentir identificadas muchas personas, porque al final se habla de las grandes pasiones humanas, que se ven expuestas.
J.M.: –Coincido con la cuestión generacional. A mí me gustaría mucho que a esta obra la vean los jóvenes, porque hay algo de pasar la posta de las generaciones que es muy interesante. Yo soy de una generación donde veíamos con claridad cuándo se pasaba la posta. Yo soy maestro de teatro, me doy cuenta lo que es pasar la posta, me doy cuenta cuándo el talento brilla y cuándo ese talento no puede salir. También registro las cosas que uno hace para que el otro lo pueda sacar. Hay veces que se puede y otras no. No siempre se puede atrapar el talento. El famoso "por qué a él sí y a mí no". Pero yo, en esos casos como maestro, me pregunto y se los digo a mis alumnos: qué pasa con el carácter, con la pasividad, con el temor, la crítica y la autocrítica severa que muchos tenemos.

El estreno Los elegidos también implica el regreso a la actuación y al trabajo de Vicuña, luego de sufrir el 8 de septiembre del año pasado la muerte de su hija Blanca, de seis años, a causa de una neumonía. "El teatro es un lugar de contención y de amor. Es una escala que me llena. Y hoy –más que nunca– es un lugar donde yo me puedo desconectar. Siento que en el escenario el tiempo se detiene, eso lo agradece el cuerpo y el alma", dice Vicuña en la intimidad de los camarines.

–¿Para un actor el teatro es la mejor manera de legitimarse como artista?
B.V.:–Es muy interesante poder vivir otras vidas, aunque suene grande y pretencioso, pero tiene algo de eso. Para hacer teatro hay que tomar riesgos, hay un alejarse de la realidad voluntario. Ahí uno mide cuán loco está. El teatro es, lejos, de todo lo que me ha tocado probar, el lugar más vivo de todos. Por eso pienso que no va a morir nunca. Es lo que más vivo está, tanto para el actor como para el público. Además, siempre va a los orígenes, a la tradición oral, al boca en boca. Una obra de teatro puede trascender la mera representación.
J.M: –Todos necesitamos de la mirada del otro. En el teatro, eso se ve con claridad. La parte más profunda para mí de la pedagogía y la actuación es brindar herramientas, para que uno pueda conseguir las cosas por sí mismo. El que menos se puede engañar es uno. Te puede engañar un profesor, un compañero, pero la propia producción es la legitimación de lo que uno hace. Eso es lo que pasa en esta obra. Hay un personaje que nunca muestra nada, pero sí cuestiona y comenta. Hasta que se llega a la mitad del curso y el profesor le dice: "¡Bueno estoy harto, vos no mostraste nada!" Ahí surge una revelación.
–¿Finalmente se llega a la conclusión de que hay algunos que son los elegidos y otros no?
J.M.: –Si bien hay uno que va a ser un poco el elegido, todos van a tener su posibilidad. El maestro se las da a todos. Mi personaje da su apreciación, al comienzo de la obra, plantea que las personas están invernando. Sus alumnos le hablan del mundo y él dice ¿de qué mundo me hablan? Estamos en un estado de dormidera. Durmiendo una siesta larga. Considera que se vive con tibieza, que hay una gran falta de compromiso, como que todo está flotando en una especie de nada. Mi personaje quiere llevar una vida salvaje, se va de viaje a Somalía, dice que va a buscar cosas que estén vivas. Se queja de un estado de somnolencia permanente y sobre la base de eso, él acciona, los quiere despertar. Les pregunta ¿qué son? Y me parece que esa es una pregunta que nos podemos hacer todos. ¿Qué somos? Acá hay un personaje que tiene dos opciones: es un escritor del carajo o un cobarde de la san puta. «


Mantener la esencia - {vicuña}

Trabajar en esta obra de teatro junto a Jorge Marrale y bajo la dirección de Daniel Veronese fue uno de los motivos que terminó de convencer a Benjamín Vicuña para volver a la Argentina. El otro es Farsantes, la tira de Pol-ka que se estrenará en junio por El Trece, y en la que el actor chileno es uno de los protagonistas. Vicuña comparte elenco junto a Julio Chávez, Facundo Arana, Griselda Siciliani y Alfredo Casero.
"Esta tira es un proyecto muy jugado. Estamos motivados, con una propuesta diferente, radical, novedosa", dice Vicuña. "Poder trabajar con Chávez, Marrale y Veronese fue una propuesta muy inspiradora. Me encuentro en un momento en el que estoy rodeado de referentes y enfrento el desafío con mucha humildad. Estoy aprendiendo, a mis 34 años, e intentando nunca dejar de perder esa condición de asombro y de humildad frente a los proyectos", sostiene.
A pesar de tener un costado más mediático por ser el esposo de la famosa modelo Pampita, Benjamín Vicuña mantiene su bajo perfil y su vocación por el arte. De hecho, el actor es licenciado en Arte con mención en Actuación Teatral en la Universidad de Chile. Desde que egresó, en 2000, participó en más de 20 obras, incluyendo grandes clásicos como La Gaviota de Chéjov. Además, es el fundador del centro cultural más importante de Santiago de Chile, el Centro Mori. Vicuña está orgulloso: "Es el centro cultural con mayor capacidad, mayor número de butacas, se caracteriza por tener una oferta variada y diversidad de salas. Producimos nuestras propias obras. Ahora, tenemos en cartel Gorda y Un dios salvaje, que fueron grandes éxitos en Buenos Aires. También hay producciones independientes, tenemos un espacio para el teatro alternativo. Es algo que me llena de orgullo, me gusta poder sentir que pude hacer un aporte a mi origen, que es el teatro. Yo pegué el puntapié inicial: alguna vez soñé con tener una escuelita de teatro y el proyecto fue creciendo y creciendo, hasta que se convirtió en eso."


Bailar en conjunto - {marrale}

Para Jorge Marrale, aceptar trabajar en Los elegidos implicó una separación: la de abandonar a sus tres compañeros de teatro desde hace más de 20 años: Juan Leyrado, Darío Grandinetti, Hugo Arana. Junto a ellos, el actor comenzó a trabajar en 1991 con el espectáculo Los mosqueteros del rey y de ahí siguieron en una serie de éxitos teatrales como fueron Los Lobos, Baraka y hasta no hace mucho tiempo Mineros. Ahora, cada actor sigue con su camino por separado.
"Son muchos años. Cuando me entregan esta pieza y me doy cuenta de que no voy a estar con ellos, fue muy fuerte. Pero bueno, en algún momento teníamos que volver a hacer la individual cada uno. Es muy difícil encontrar obras para cuatro actores. Afortunadamente, los cuatro estamos trabajando, lo cual para mí es fundamental", dice. Abandonar a sus compañeros significó entrar en un nuevo registro actoral. Marrale lo explica: "Fue un desafío. Estaba muy acostumbrado a trabajar con ellos, yo sabía lo que pensaba el otro antes de que hablara. Acá lo que sucedió fue maravilloso. Tuve que volver a conectarme con los compañeros. A los otros ya los conocía. A estos los tuve que descubrir. Además son compañeros jóvenes, con una dinámica fabulosa. Están todos con un estado de actuación muy lúdico, predispuetos, son muy libres."
También es la primera vez que Marrale trabaja bajo la dirección de Daniel Veronese. "Hacía tiempo que quería que me dirigiera. Él trabaja de a puchitos. Se nutre de los actores y nos nutrimos mutuamente. Yo aplaudo su metodología. He pasado por direcciones donde ya tienen todo armado y vos vas a bailar la música que te ponen. Veronese baila con la música de todos. Finalmente, termina haciendo una composición de la música de todos. Esto fue lo que sucedió. Pudo construir una melodía y nosotros estamos bailando esa melodía. Nunca se puso obsesivo, nunca fue resultadista. Logró un resultado colectivo", afirma, y justo llega el tan aclamado director al teatro. "Estaba hablando de vos", le dice Marrale. "Me parece que me caés muy bien."


¿Cuándo? - FUNCIONES

Los elegidos se presenta miércoles, jueves y domingos 20.45 hs. Viernes 21.30 hs. Sábados 20 y 22 hs. Paseo La Plaza: Av. Corrientes 1661.

Fuente: Tiempo Argentino

Comentarios

Entradas populares de este blog

Andrea Gilmour

Susana Torres Molina: Estática

Chamé Buendia: Last Call-última llamada