Escandalosas



Sin el esplendor de la revista porteña

Al teatro de revista no hay que pedirle profundidad. No es su intención tenerla. Estos espectáculos le ofrecen al público un combo para que vuelva a casa con una sonrisa: mujeres casi desnudas, plumas, luces, coreografías, monólogos de humor e interacciones con la gente.

Al teatro de revista no hay que pedirle profundidad. No es su intención tenerla. Estos espectáculos le ofrecen al público un combo para que vuelva a casa con una sonrisa: mujeres casi desnudas, plumas, luces, coreografías, monólogos de humor e interacciones con la gente. Siempre fue eso. Pero lo que distinguió históricamente a este género en Buenos Aires fue la calidad de cada cuadro: vedettes que, además, eran bailarinas, el mejor despliegue posible de escenografía y humoristas que se mantenían vigentes, estaban en contacto con el espectador y actualizaban sus discursos.
Muy poco de eso puede verse en Escandalosas, la revista que protagonizan Moria Casán y Carmen Barbieri, que se estrenó la semana pasada en la avenida Corrientes. Y si este espectáculo casi no tiene nada para mostrar de lo que fue el esplendor de la revista porteña, probablemente ningún otro lo haga porque Carmen Barbieri es una de las pocas "capocómicas" que quedan en la Argentina que conocen, entienden y promueven el verdadero teatro de revista.
Se pueden destacar algunos valores de Escandalosas: Mariana Jaccazio, una cantante, bailarina y actriz que no necesita ser mediática porque tiene talento. De hecho, cada vez que ella aparece en escena los cuadros tienen algo más que chicas lindas que miran al público con cara de barbies inanimadas. Además, está Carmen Barbieri, una de las protagonistas y directora de la revista, que lleva una experiencia incuestionable en el género. Todavía se anima a bailar a la altura de mujeres de 25 años, tiene ritmo, es histriónica, rescata su gestualidad y, sobre todo, aprendió a reírse de ella misma. Su vida es su monólogo y es todo lo que necesita para tener a la gente de su lado.
Moria Casán –la otra diva de este show– lleva años haciendo lo mismo en teatro. Se repite tanto que hasta a ella misma se la nota cansada. Su monólogo, en torno a frases del estilo "¿Cómo la atiende su marido, señora?", no tienen nada que aportar y ella lo dice en piloto automático, como un chico que dice de memoria las preposiciones. Sin ninguna renovación a la vista, el público recibe sin quejarse espejitos de colores.

Fuente: Tiempo Argentino

Teatro Tabarís.
Funciones: de miércoles a domingos, a las 21 hs.

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