Chancho jabalí (una ópera teatral)


Inquietante proceso dramático

El ámbito es pesadamente sombrío. Un grupo familiar, a la deriva, habita una vieja casona de campo. Son seres sumamente extraños, casi figuras fantasmagóricas que esconden múltiples padecimientos. Se relacionan de manera violenta y se transforman notablemente cuando el afuera los invade. El campo, sobre todo en la noche, parecería hacer estallar sus conciencias. Temen convertirse en animales despiadados, aunque todo indica que esa es una posibilidad de máxima para el desarrollo de sus verdaderas personalidades.

Mezcla de opereta trágica, drama rural y condensado radioteatro, Chancho jabalí toma un poco de cada una de aquellas manifestaciones y las recompone bajo una estructura teatral caracterizada por situaciones breves -siempre contundentes- que, más allá de estar interesada en narrar una historia, busca transformarse en un friso de personajes patéticos que parecerían estar escapados de una pesadilla.

Encerrados dentro de ese mundo, estas criaturas hacen de las suyas. Entran y salen del espacio escénico dando algunas pistas de sus conductas irreverentes. Violan toda posibilidad de afirmarse en el afecto y problematizan la mirada del espectador, quien, sorprendido, no logrará más que observar cómo esas pasiones desatadas se reencarnan en seres de alguna vieja mitología popular.

El espectáculo es de una profunda intensidad y cuenta con un elenco muy homogéneo que logra construir, con mucha solvencia, esa acción fragmentada en la que esos personajes descuellan, sobre todo, por sus singularidades.

Sin duda, se trata de un proyecto de investigación muy atractivo. El cuerpo del actor aparece como gran provocador de un ingenioso mecanismo dramático, que también sobresale por su tratamiento estético.

Fuente: La Nación

Sala: La Carbonera, Balcarce 998 / Funciones: los sábados, a las 22.30.

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