Campi: Campi, el unipersonal


"Todo es muy gratificante porque es una obra que escribí yo mismo"

Bajo el título de Campi, el unipersonal, el popular humorista inició la tercera temporada de su espectáculo, que se presenta todos los viernes en Velma Café. "La gente viene, lo recomienda y funciona el boca a boca", asegura.

No hay dos sin tres", dijo Campi, y así fue. La nueva temporada del unipersonal que el actor encabeza llega a una nueva instancia, vinculada directamente con un reclamo del público por ver su obra nuevamente sobre un escenario. Y por eso el actor despilfarra alegría por lo vivido pero fundamentalmente por lo que vendrá.
Sobre las tablas, Martín "Campi" Campilongo interpreta a cinco personajes particulares de su barrio, en los que el humor se cruza con sus vivencias transitadas en el barrio de Parque Patricios. "Arrancamos el tercer año de la obra y mejor no puedo estar. La gente viene, lo recomienda y todo funciona mucho mejor con el boca en boca. Estoy chocho", dice mientras todo lo dicho se conjuga con su gran sonrisa.
Y enseguida amplia el universo de los personajes que viernes a viernes  suben al escenario de Velma Café: "La gente conoce a dos de los cinco. Uno es Jorge, al que yo hacía en Los Roldán y que también lo hago en Sin codificar ahora. Y el otro es Pucheta, al que hacía en la tribuna de Nico Repetto, un tipo que en ese entonces era el dealer de mi barrio. Los otros tres restantes nunca los metí en la televisión. Pero más allá que la obra es la misma, ahora hay un monólogo de humor político. Los personajes tienen varias ecuaciones en el humor que construyen, como por ejemplo cuando interpreto a un tachero tradicional al que según la realidad lo voy adaptando."

–Entonces tomás taxis y de ahí sale todo un nuevo monólogo.
–Sí, sí. ¡Cuando me tomo un taxi lo aprovecho a fondo! Las dos primeras cuadras me preguntan por las minas de la tele, Tinelli y la guita, pero a la tercera cuadra ya el tipo se puso a hablar de él. Son una fuente de inspiración total porque tienen una filosofía que es muy interesante, profunda y que cualquiera puede entender.  Hay muchas cosas que literalmente puse en el texto, aunque también encontrás al tachero que te dice “A mí me das a este país y en una semana te lo arreglo” (risas).
–Tres años de exposición no es poco. ¿A qué le atribuís semejante proyección en el tiempo?
–Se lo adjudico a la gente, o tal vez  ellos son una consecuencia. Pero lo cierto es que vienen y vienen. La vez pasada me agarró uno que me confesó que vino unas siete veces. ¡Evidentemente no entendió y vino hasta entenderlo! (risas) Y hasta estamos pensando en agregar un día más porque queda gente afuera. Todo es muy gratificante porque es una obra que escribí yo mismo, aunque me dio una mano mucha gente, entre ellos Gasalla.
–¡Dirigió la obra! ¿Fue difícil contar con él?
–Yo tenía mucho miedo de volver porque hacía como diez años que no hacía algo bajo mi nombre. Siempre me ofrecían cosas buenísimas para hacer y las terminaba agarrando, así que siempre lo mío quedaba debajo de todo. En realidad no me animaba a encararlo por miedo a enterarme cuál sería mi público. ¿Sería la gente que me acompañó en el under o los que me vieron en las novelas? Tenía ganas que me dirija alguien, lo llamé a Antonio y enseguida me dijo que sí. "La dirección es tuya pero te voy a dar una mano", me dijo, y ya no ya podía volver atrás. Creo que lo hice para cagarme a mí mismo, porque sin esa presión no iba a querer hacerlo. Hoy todo eso es una realidad que lleva unas tres temporadas.  «


En Sin codificar
AHORA EN TELEFE. A su extenso recorrido dado en diferentes programas televisivos, este año Campi le sumó su ingreso a Sin codificar, el programa que arrancó tímidamente en la pantalla de América y que desde esta temporada pegó el gran salto hacia los domingos, martes y jueves de Telefe.
"A mí los chicos me llamaron desde la hora cero del programa, pero yo estaba en Pol-ka cuando lo hicieron. Y después estaba en otros canales, pero nunca se podía dar mi participación en Sin codificar. Pero este año se pudo dar para que pueda tener un espacio no solamente en el programa, sino contar con la posibilidad de poder sacar toda la locura que tengo en la cabeza. Por ejemplo, si quiero hacer un adiestrador de ñandúes, voy y lo hago. Puedo imitar a Pepe Múgica, a Johnny Allon o lo que se me ocurra. Fundamentalmente, me permiten jugar", concluye.

Fuente: Tiempo Argentino

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