Adriana Barraza: Me doy el gusto y Dos amores y un bicho



"Tuve muchas profesiones, los actores nos quedamos sin trabajo cada 15 días"

La actriz mexicana, que se hizo mundialmente conocida por su trabajo en la película Babel, está en Buenos Aires presentando dos espectáculos y celebrando sus 40 años como actriz. "Soy una persona optimista", se describe.

Al pensar en celebrar mis 40 años como actriz, dije: 'bueno, un monólogo para decir lo que quiero decir, y otra obra para darme el gusto de estar en el escenario con mi marido y mi hija', las dos personas más importantes de mi vida, junto con mi nieto, que es muy chiquito así que no puede estar”, cuenta Adriana Barraza, quien hace temporada en Buenos Aires.
 Si darse un gusto es un privilegio, lo de Barraza entonces es una dicha: cuatro décadas ejerciendo la profesión que le gusta, vivir de ella, festejarla al propio modo. ¡Pero... no todo es tan sencillo! Así que mejor entrar en detalle.
"Soy una persona optimista, aunque en el plano profesional a veces no lo fui: cada vez que me quedaba sin trabajo. Pero los actores nos quedamos sin trabajo cada 15 días. He tenido tantas profesiones. Como siempre me tuve que mantener a mí y a mi hija, entonces no soy sólo actriz, soy maestra de actuación, directora, coach, todo lo que sea necesario; y he trabajado de miles de cosas. Vendí libros, trabajé en una peluquería: sé hacer luces, rayos, uñas postizas. Luego trabajé desgrabando entrevistas para una compañía de marketing. Muchas cosas.

–¿Cuál fue el trabajo más ingrato?
–El de la peluquería: las señoras se ponen muy petulantes, flamencas, como decimos en México (porque además de ostentosos, los flamencos son agresivos). Tengo mucho cuidado con las personas que hacen un servicio para alguien. Hay gente te trata como si fueras un esclavo, o el sirviente más ínfimo; te esmerás en hacer bien tu trabajo y resulta que te maltratan.
La fe en ella y lo que hacía era, en los hechos, inquebrantable. Durante esos quince años Barraza se subió a las tablas con distintos grupos: "no cobraba nada pero no me iba a ir porque era mi vida". Y cree que muy mal no lo hacía, sino la habrían dejado de convocar. Hasta que llegó el gran día: "me pagaron una quincena. ¡Guauuu!, puedo pagar la renta, tengo para comer, ahí sentí que alcancé una estabilidad". Eso fue al entrar a Televisa como asistente. Sin embargo, la actuación seguía haciéndose esperar.
Ese trabajo de asistente la llevó a trabajar en la película Amores Perros, de Alejandro González Iñárritu: fue la madre de Octavio, el personaje interpretado por Gael García Bernal. "Decían que González Iñárritu era un comercialero, que haría cine comercial porque venía de la publicidad. Y mirá. Creí que no iba a verla demasiado gente, porque era muy violenta. De hecho, en ese momento yo era miembro de Greenpeace y el guión lo leí después de firmar. Así que me quise ir, pero el hombre que iba a llevar los perros, que también trabajaba en televisión, me dijo que no me preocupara. ¿Mira si no hubiera estado?
–Luego vino Babel, que claramente cambió su vida. Pero ¿en qué le cambió?
–Seguí mi carrera como actriz, primero, que hacía décadas que no era lo principal en mi vida. Y ahora lo es. Hice lo que se llama el crossover: trabajar en los Estados Unidos. Nunca fue mi intención, estaba contenta trabajando en México. Ahora que hago películas allí, sí, me encantan, tienen muchos atractivos, no sólo el dinero. Los personajes que me ofrecen se pueden componer, pueden ser interesantes. También te cambia la vida porque puedes elegir tu trabajo. Cuando no tienes posibilidad de elegir haces lo que se puede, o rezas a alguien para que te caiga algo más o menos. No le he encontrado lo malo, porque no soy una persona mediática.
–¿Y en su actuación?
–En primer lugar, una técnica para hacer Babel, pues González Iñárritu trabaja de manera muy exhaustiva. De una escena puede hacer hasta 15 o 20 puestas de cámara, y de cada puesta, 20, 25 tomas. Si no tienes una técnica, estás frito. Emotivamente te cansas, se te puede ir el personaje por otro lado. Y el personaje era muy difícil porque estaba muy cercano al melodrama, y tenía que ser una tragedia porque si no iba a ser la indita que cruzó el desierto por tonta. Y era ver la tragedia por la mala decisión de un ser humano, de que lo haces como algo bueno, finalmente es tu peor defecto, que esa es una de las formas más interesantes de la tragedia.  «



sola y con sus seres más queridos
Los gustos que se está dando Adriana Barraza con sus obras son sencillos, y como tal, profundos y de alto vuelo. “El unipersonal (Me doy el gusto) es un recorrido por la vida de una actriz que empezó soñando actuar en una ciudad muy chiquitita, Toluca, en México, hasta tener la posibilidad de ganar un Oscar. Que es la mía. Y también qué es lo que pasa a través de esa vida. Porque creo que la gente se imagina cosas muy raras: que una fue siempre famosa, tiene millones de dólares, se codea con famosos. El mundo de las fantasías y los oropeles es eso, un mundo de fantasías.”
Dos amores y un bicho, la que protagoniza con hija y marido (Ana Carolina Valsagna y Arnaldo Pipke), trata de uno de los fenómenos del teatro: que una vez en el escenario, nadie se quiere bajar. “La persona escénica es otra: eso es una maravilla. ¿Cuál es la razón? Es un misterio. Es como cuando te preguntan por qué amas a quien amas, y dices: es tan lindo, me da regalos, me cuida. Pero finalmente es un misterio. Yo quería hablar de eso. Qué es lo que hace que estés ahí siempre y no quieras ir.”

FUNCIONES: Me doy el gusto se presenta este martes 28 de mayo a las 21 hs.
Dos amores y un bicho se presenta mañana y el próximo jueves 30 de mayo, a las 23:15 hs. Ambos espectáculos se dan en el Teatro Picadero. Pasaje Discépolo 1857. Entradas desde $ 100.

Fuente: Tiempo Argentino

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