Stravaganza



Stravaganza, un éxito justificado

La obra es una mega producción donde todo lo que está en escena tiene su valor artístico y lleva al extremo la capacidad de asombro del público. La obra taquillera en el verano se mantiene en alto también en Capital Federal.

El suceso teatral del año se llama Stravaganza, la obra de Flavio Mendoza que mantiene su liderazgo en las recaudaciones desde su estreno en Villa Carlos Paz y luego desembarcó en el Teatro Broadway de la Avenida Corrientes.
Este mega espectáculo es, sin dudas, una arriesgada apuesta de producción que no escatimó gastos a la hora de montar un show de gran despliegue, con numerosos artistas en escena y una pileta ubicada en el escenario. Pero eso no es todo. Stravaganza utiliza muy bien los recursos que tiene a mano –que no son pocos– y sale muy airosa cuando combina diferentes disciplinas: coreografías, humor, acrobacia, canto, destreza y nado.
Su creador y director, Flavio Mendoza, apostó a una mezcla de circo y revista, pero enfundados en una estética moderna que, literalmente, salpica al espectador. Como una perfecta maquinaria de relojería, el espectáculo comienza cuando el público se va acomodando en sus butacas. Allí dos humoristas hiperproducidos saben transitar sus rutinas: mientras uno (Carlos Guedes) juega con los espectadores, el otro (Christian Barbieri), una verdadera lady con valija y sombrilla en mano, entrega pilotos a los espectadores de las dos primeras filas.
Lo que sigue es una sucesión de gags y la presentación del show donde ocurren varias cosas al mismo tiempo. En ese sentido, es necesario focalizar en diferentes sectores de la sala para no perderse ningún detalle. La acción transcurre en varios planos (gracias a una plataforma móvil) y los cuadros musicales recorren diferentes estilos y ritmos, desde el flamenco (con Juanjo Rojas) y el afro (con lucimiento de todo el grupo), hasta el árabe y el tecno.
Facundo Mazzei ocupa el lugar que antes tenía Flavio (quien está a punto de estrenar Estados del tiempo en Carlos Paz) y logra una gran presencia en el escenario junto a Melina Greco, una estilizada rubia de gran plasticidad.
Por su parte, Noelia Pompa y Cinthia Fernández, las "vedettes" del show, sorprenden no sólo en sus cuadros musicales, sino también en los arriesgados trucos acrobáticos a los que se someten junto a un experimentado cuerpo que impone destreza.
Resultan oportunos también los momentos de humor con un monólogo a cargo de Maxi de la Cruz armado en base a programas de televisión y es muy festejada por el público su interacción sincronizada con una pantalla, junto a sus compañeros Guedes, Barbieri y Mauricio Jortack, este último también cantante.
Moderna y sin nada que envidiar a cualquiera de las producciones del género realizadas en el exterior, Stravaganza también cuenta con una banda en vivo, una motocicleta en las alturas, aros y un gran número final, "El barco", que funciona como el viejo trapecio del circo, más ostentoso y desde donde sus integrantes se desplazan y vuelan con mucha naturalidad. Cynthia Fernández asombra con sus acrobacias cuando queda colgada en las alturas.
Y la pileta, de la que tanto se habló, también es otra de las protagonistas de esta propuesta que reúne a más de 30 personas en escena. Y todos tienen su lucimiento. Se entiende el porqué del éxito. Cuando no se subestima al público y se entrega una producción de estas características, queda claro que la capacidad de asombro está más viva que nunca.


Fuente: Tiempo Argentino

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