Cristian López: Onirodrama



Un viaje hacia el conocimiento de las emociones

¿Qué sucede si el teatro se aleja por un momento de su sentido artístico y se constituye como una herramienta para conocer nuestras emociones? ¿Puede el teatro ser un camino para aprender a controlarnos emocionalmente para evitar malos momentos? Estas preguntas están detrás de Onirodrama, los talleres que ofrece el psicólogo y psicodramatista Cristian López.

“La idea es que puedas entrar en un estado introspectivo que te permita transitar por emociones con las que en la vida cotidiana te encontrás en situaciones inoportunas y te hacen pasar un mal momento”, explica López en una charla con Blog Teatro.

La afirmación dispara un interrogante obvio: ¿es esto teatro o psicoanálisis? “El psicodrama te propone un espacio terapéutico. Existe una gran influencia por parte del teatro. Los espacios en donde hoy se ofrece psicodrama están demasiado entreverados con lo teatral. Las muestras psicodramáticas no dejan de estar teñidas con un discurso de la lógica del teatro. En los últimos años se les ha otorgado una fuerte impronta estética”, señala.

Jacob Levy Moreno, el padre del psicodrama, propone que cualquier persona puede ser intérprete de un personaje que está alojado en nuestro cuerpo y en nuestra memoria. En ese sentido, trata de romper con la idea de que debe existir una formación para  poder interpretar ese personaje. “Le ofrece al tipo común la posibilidad de dramatizar una escena”, subraya López.

“Una sesión de psicodrama que se remite a sus orígenes debería apostar a dejar de lado lo estético, la lógica discursiva del teatro”, agrega uno de los coordinadores de los talleres que se están desarrollando en la localidad bonaerense de San Isidro.

¿Por qué onirodrama y no psicodrama?

El oniro lo leemos como un desprendimiento del psicodrama psicoanalítico. Hay una diferencia de lo que es el psicodrama moreniano del psicoanalítico, porque el moreniano trabaja con el aquí y ahora. El psicodrama psicoanalítico trata de hacer una lectura, de indagar en una escena previa, de un allá y entonces.

Lo que nosotros proponemos es un entre. En estos talleres iniciales no estamos indagando tan en profundidad porque eso es lo que nos permite abrir y cerrar en el día lo que se abra. Usamos determinadas músicas, iluminaciones y objetos, pero no orientados hacia la puesta estética sino que son excusas para despertar sentidos.

¿Qué se busca en los talleres?

La idea es que a partir de determinadas técnicas, de recursos expresivos, de exploración psicocorporal, te puedas encontrar en un momento controlado con esas emociones, las puedas vivenciar y te puedas reeducar en el encuentro con esa emoción. De esa manera, buscamos que puedas estar un poco más en armonía con vos y con el contexto. De no haber entrenado el sentido de esas emociones, harías algo de lo que después terminarías arrepintiéndote.

Entonces la actividad apunta a que los participantes puedan conocerse un poco más internamente.

El objetivo es que a partir de ese indagar, ese viaje simbólico, puedas encontrarte con esas emociones. Nuestras escenas no remiten a una lógica lineal, de discurso y teatral. Las escenas pueden ser un sueño o una pesadilla. Como en un sueño, en las escenas hay cosas que no tienen sentido. Una escena no tiene por qué ser un diálogo o un sketch, puede ser una imagen en movimiento, una escultura humana en movimiento.

Los coordinadores leemos ese movimiento corporal significativo y a ese elemento corporal que puede ser un movimiento, una palabra, una articulación con otro, lo utilizamos después para hacerle una devolución a lo que sería el paciente. No se queda en el hecho estético. Es el puntapié inicial para que desencadene en un proceso terapéutico individual.

¿A quién están destinados los talleres?

En esta primera etapa estamos ofreciendo talleres que comienzan y terminan en el mismo día. De esta manera, las cosas que se abren se pueden controlar y cerrar en el tiempo que se ofrecen. No son actividades tan desestructurantes pero sí son actividades que despiertan interrogantes.

A medida que el grupo se va consolidando y entrenando en esta actividad de encontrar y entender estas emociones, se van dando las condiciones para que después se pueda hacer en un segundo paso un acompañamiento terapéutico, de modo tal que puedas tener un espacio individual para poder trabajarlo.

¿Esto los diferencia de algún modo de otras experiencias?

Son pocas las instituciones que trabajan desde el psicodrama en las que se ofrece además un acompañamiento individual para estas personas que sufren una desestructuración. Nosotros combinamos el trabajo grupal con el acompañamiento individual.



Cristian G. López es psicólogo y psicodramatista. Sus referentes teóricos son Martínez-Bouquet, Pavlovsky, Kesselman, Moreno, Deleuze y Freud. Se formó en Crisálida, dirigido por Juan Carlos García Castañeda y en el Instituto de la Máscara, dirigido por Mario Buchbinder y Elina Matoso.
 

El próximo taller de Onirodrama se realizará el sábado 1º de diciembre, de 12 a 15, en Don Bosco 859, San Isidro. Más información en www.onirodrama.com.


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