Casi normales

Cae el telón de un musical inolvidable

Las obras no parten para siempre, perduran y vuelven distintas, cambiadas. Pero las puestas no. Y sin dudas, el montaje que Luis Romero hizo de Casi normales , quedará en el "cuadro de honor" del musical en Buenos Aires y se va a extrañar. Una obra sofisticada, con un compositor como Tom Kitt que, como pocos, le puso la partitura exacta a las sólidas palabras de Brian Yorkey. Está inscripta en el nuevo musical, que escapa de todas las estructuras tradicionales y se atreve a hurgar en un tema sórdido, temido, complicado. ¿Cómo confiar en una obra en la que probablemente el espectador salga llorando angustiado? El confiado es Javier Faroni, quien con Casi normales tiene un antes y un después en su historia como productor.

Con pinceladas de gracia, esta obra dura, en la que el drama se desarrolla, crece y explota, modifica al espectador, lo afecta, lo sacude y, por fin, lo abraza. Pero aunque el drama de Diana, su bipolaridad y los métodos de tratamiento psiquiátricos son columna vertebral, la propuesta abreva en los vínculos. Por eso el amor del público por esta obra que aguantó un año en cartel, en tres salas diferentes. La ternura se cuela y uno, modificado, ve naturalmente filtradas sus propias relaciones, historia y vínculos en estos seres mágicos. Laura Conforte y Alejandra Perlusky fueron grandes actrices dignas de tan intrincado y poderoso personaje como Diana. Y Alejandro Paker, Florencia Otero, Fernando Dente y Mariano Chiesa son intérpretes enormes. A su vez, este musical permitió descubrir a Matías Mayer y a Manuela Del Campo. Sí, vamos a extrañar "sufrir" con Casi normales.

Fuente: La Nación

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