Marcelo Birmajer: Ese no es el problema

Birmajer debuta en teatro para asumir que "Ese no es el problema"

El escritor y guionista estrenó en la sala porteña El Tinglado “Ese no es el problema”, su primera obra teatral que propone una comedia de humor negro entre amigos de la infancia, y advirtió que “es más fácil hacer humor con la muerte que con el amor”.

“El amor es dramático igual que la muerte y en los hechos no hace falta que esté la muerte presente para que el amor sea dramático, es terrible en esencia”, advirtió Marcelo Birmajer sobre el eje de la obra que fue escrita a finales de los ´80 y revalidada en su primer libro “Ser humano y otras desgracias” (1997).

Hoy, llevada a las tablas después de dos décadas, la historia de “Ese no es el problema” que se presenta los viernes a las 21 en la sala de Mario Bravo 948, ofrece una disparatada acuarela donde el sexo, el amor, la amistad y la muerte abordan casi en forma conjunta a tres viejos conocidos que se reencuentran empujados por extrañas circunstancias.

Dirigida por Virginia Lombardo y protagonizada por Graciela Stefani, Julio Feld y Marcos Montes, la puesta que toma cuerpo en un loft, un único ambiente despojado por completo de puertas, tiene su comienzo el día en que uno de los tres amigos deja a su mujer y pide ayuda.

A partir de ese momento, lo que comienza con una clásica situación de disquisiciones entre hombres y mujeres teñida por el inconfundible humor de Birmajer, deviene en una seguidilla esquizofrénica de suspenso, thriller romántico, policial negro, otra vez humor y erotismo.

“Desde su aparición sobre la Tierra el hombre ha buscado la felicidad. Hemos sido capaces de domesticar a los animales, dominar la ley de gravedad, enviar la información completa de un planeta a otro, en menos de un instante. Pero la felicidad nos sigue siendo esquiva, no la hemos domesticado como a un perro”, advirtió Birmajer, coautor del guión de la película de Daniel Burman “El abrazo partido”, sobre el eje argumental que cruza toda la pieza.

-¿El humor te permite darle liviandad a los grandes temas de tu vida?

-Para mi la liviandad es fundamental porque uno tiene que ser entretenido. Yo estoy en el mundo del entretenimiento, soy un artista de vaguedades y nadie puede garantizar que sea profundo; vos no podés decir “soy profundo” porque no sos profundo, sos un pelotudo.

Tiene que hablar la obra, eso no lo podés garantizar vos. Lo que sí podés garantizar es ser entretenido y eso lo podés conseguir con oficio.

-¿Entonces el fin último de tus obras es que los espectadores se rían?

-Yo creo que la gente va a irse de mi obra habiéndose reído y con elementos de suspenso y atracción y con ganas de ver cómo termina. Con eso me doy por completo. Después, si a alguien le queda algo más, me voy a sentir muy bien. Pero el teatro es para entretenerse.

-¿Es distinto escribir para teatro, cine, televisión y libros?

-Tanto el teatro como el cine y la tele están más vinculados al trabajo que a la vocación. Mi vocación es escribir cuentos y novelas y por eso en mis guiones soy todavía más riguroso en mi afán de entretener, porque es una disciplina en la que tengo que hacer un especial esfuerzo porque no es mi vocación. Es una intromisión, una incursión. Yo no me paso el día escribiendo obras de teatro pero sí me paso el día escribiendo cuentos.

-Pero además el lector es más variable, en cambio en el teatro y en el cine necesitás captar su atención todo el tiempo...

-Absolutamente. En la novela y el cuento vos no ves al lector; el lector puede cerrar el libro, dejarlo un rato, agarrarlo otra vez o dejarlo definitivamente. Nunca te vas a enterar. En el cine tenés que hacer que se quede dos horas sentado: si se levanta antes, perdiste. Pero no lo ves, los actores no lo ven. En el teatro es más difícil porque los actores lo ven, si el público no se ríe el actor se deprime; el escenario se congela. Lo tomo con ese respeto y esa responsabilidad: que no me puedo permitir que nadie cierre la atención durante lo que dure la obra.

-¿Fue difícil hacer una obra con una única locación?

-No en mi caso porque soy un dialoguista. Para mi el texto es fundamental y soy un devoto de series como “Seinfeld” donde el gag hablado tiene mucha importancia. En esta obra en particular me hizo más fácil que todo se desarrolle en un ambiente, porque en el teatro donde las expresiones y sentimientos están a la altura de la acción se me hizo más fácil. El protagonista sigue siendo el dialogo.

-¿Cómo es escribir humor para la televisión en el programa “Periodismo para todos”?

-En este momento lo que me dificulta es que siempre tenemos que girar alrededor de la actualidad y la actualidad no cambia tanto y tenemos que hacer siempre humor sobre los mismos temas.

Es muy difícil porque es un humor que tiene que ser efectivo para millones de personas, no te podés circunscribir a tu estilo, tenés que pensar como piensa un público mucho más amplio y como piensa, en este caso, (Jorge) Lanata. Porque sos su voz cuando él habla. Y en ese aspecto lo más difícil de todo es despojarte de tu vanidad.

Fuente: Télam

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