La carne de tu ex en el freezer


Después del amor

Hace unos años, Mariana Levy salía con Francisco, un chico al que había conocido en la facultad y del que más tarde se separó a causa de un episodio confuso. Transcurrido el tiempo suficiente para que la intensidad de su dolor amaine, la chica toma cartas en el asunto para exorcizar la disolución. En su imaginario, Francisco adquiere para siempre el nombre de PG (no develaremos aquí el origen de la sigla) y, un poco más tarde, Mariana comienza a construir a partir de aquella presencia una obra de teatro en la que conviven los recuerdos, la descripción de un presente que se debate entre la venganza y el olvido, y las fantasías de un futuro con hijos, amor y éxito laboral. Todo esto último, por supuesto, lejos de Francisco.

La carne de tu ex en el freezer podría definirse, entonces, como la versión escénica de un diario íntimo -si es que este adjetivo vale para el caso: con varias decenas de espectadores por función, que se convierten en voyeurs de una vida privada, se vuelve extraño hablar de intimidad-. Pero la obra también es una pequeña pieza dramatúrgica escrita de manera catártica y urgente, cuya puesta ofrece, sin embargo, ciertos giros interesantes y una madurez que contrasta con el estilo postadolescente del texto. El primero, tal vez el mayor, de sus aciertos es el juego de desdoblamiento que propone. Mientras la Mariana Levy real está sentada en la primera fila del teatro y saluda a los espectadores, una actriz cuenta sus experiencias en primera persona como si ella misma fuera la protagonista de los relatos. El resultado termina siendo un biodrama escindido, en el que los hechos y su representación se confunden y se complementan. Y algo parecido sucede con los conceptos de ficción y realidad: poco importa cuánto de lo que se representa sucedió realmente y cuánto fue magnificado, transformado, desfigurado por el proceso de escritura, de montaje y de ensayos.

En la línea de Crudo (José María Muscari) y de Re-genias (Tatiana Saphir y Carla Crespo), por citar sólo dos obras autobiográficas escritas y dirigidas por artistas locales en los últimos años, La carne de tu ex? se apropia de un modus operandi generacional: si la explosión de las redes sociales impulsó una nueva manera de compartir los sucesos de la vida privada, si ya no alcanza con existir y con recordar, sino que se vuelve necesario contarles a los demás para objetivar las experiencias, el teatro se vuelve un canal más para montar "el show del yo" que casi todos, de maneras diferentes, estamos dispuestos a dar. Lejos de avergonzarse de sus anécdotas personales menos elegantes, Levy se ocupó de convertirlas en una compleja, divertida y sincerísima puesta en escena.

Fuente: La Nación

Sala: Ofelia Casa Teatro, Honduras 4761 / Funciones: Jueves, a las 21:30

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