Alejo Ortiz: Hombre mirando al sudeste


"Por momentos fue como una banda de rock"

El actor cuenta cómo fue salir de gira con Hombre mirando al sudeste, la obra de Subiela que ahora se presenta en Buenos Aires.

Su estreno, en 1986, no pasó inadvertido. La historia de Rantés, un paciente recién llegado a un psiquiátrico que se dice "mensajero de otro planeta" y pone en aprietos al doctor Julio Denis, caló hondo en la sociedad argentina de entonces (entre otras cosas la película Hombre mirando al sudeste logró ser nominada al Oscar) y puso en primer plano a su director, Eliseo Subiela, que a partir de entonces enhebró varias películas de cierto éxito comercial (El lado oscuro del corazón del '92, Despabílate amor del '96) pero manteniendo su particular surrealismo a la argentina.
"Cuando se estrenó la peli yo tenía 13 años y recién la pude ver los 15, en el Bellas Artes. En las horas libres que nos daban", cuenta Alejo Ortiz, que ahora protagoniza una versión teatral del film dirigida –también– por Subiela. "Conocer a Rantés a esa edad fue descubrir a un personaje mítico que todavía sigue teniendo vigencia. Una especie de Jesús que en aquel momento veíamos como un héroe", asegura el actor que encarna una renovada versión del misterioso internado "que viene a analizar la estupidez humana".
"Para mí era importante no hacer algo agarrado a lo que había hecho antes Hugo Soto (el primer Rantés) porque sabía que si me pegaba mucho a él, iba al muere", explica. "Y en eso me ayudó mucho Lito (Cruz), que ahora hace del doctor Denis, y me dio mucha confianza sobre el escenario." Ambos no se conocían de haber trabajado antes y sin embargo construyeron una gran relación (ver recuadro). "De a poco, con el correr de los ensayos y de las funciones (que previo al estreno en Capital arrancaron en el interior), fui consiguiendo mi propio Rantés, aunque manteniendo algunos cosas del anterior. Por ejemplo, me visto igual que Hugo, uso el mismo tipo de ropa que usaba él."
–¿Cómo les fue en la gira por el interior?
–Fue una de las mejores experiencias de trabajo que tuve. Había ido de gira antes pero nunca tan intenso, más de 50 funciones. Por momentos fue como una banda de rock. Increíble. Y el público en cada provincia nos recibió muy bien. Generalmente se quedaban luego de la obra y armábamos debate.
–¿Por qué dicidieron mostrar la obra primero en las provincias y recién ahora en Capital?
–Fue una decisión de producción que a mí me sirvió para que se termine de asentar la obra y traerla a Buenos Aires ya madura. Al haber tantos espectáculos y tanta oferta teatral, la gira por el interior nos vino bien para hacernos fuertes. El último invierno fue duro para el teatro en Capital.
–Es una obra que trae el peso de haber sido una película muy importante, ¿cómo llevaron esa presión en los primeros momentos?
–En realidad, no lo vivimos como un peso. Primero porque la adaptación de la obra la hizo la misma persona que hizo la película, Subiela. Y segundo, porque justamente él no se ató a los tiempos estrictos del cine sino del teatro. Sin duda es una historia que sigue vigente porque pasaron 25 años y la preocuación y la temática sigue siendo la misma. Entonces, al realizarla Eliseo y estar abierta a nuevos actores, hubo lugar para hacer algo bueno. Subiela nos decía: "Hay tantos Hamlets como actores haya para hacerlo." Y considero que tiene razón.
–¿Qué significó ser dirigido por Eliseo Subiela?
–Eliseo está re loco (risas). No vino a la gira mucho, sólo a algunas funciones. Pero igual pudimos compartir mucho durante los ensayos. Es un tipo muy cálido, disponible las 24 horas para esas dudas que siempre nos agarran a los actores (risas). Y es inteligentísimo: tiene la cabeza que muestra en sus películas.

Lito Cruz, actor y guía de turismo
Con un frondoso currículum en la televisión (trabajó en Verdad consecuencia, Chiquititas, Verano del '98, Sol Negro, Valienta, Ciega a citas y Los Sónicos, entre tantas otras), Alejo Ortiz nunca había compartido escenario con Lito Cruz. Y ahora se dio el gusto. "Lito Cruz es una máquina de dar y te obliga a ser una máquina de aprender. Yo tengo mucho respeto y admiración por mis maestros como Norman Briski y Raúl Serrano. Pero lo que aprendí con Lito fue mas de lo que aprendí en todos mis años de estudio. Te dice 'seguime' y lo tenés que seguir, no te queda otra (risas). Es un tipo muy generoso. No se guarda nada. Comparte todo. Te dice: 'Si vos estás bien, también yo'. Es muy generoso y una divinura de persona. Además, conocer el país de la mano de Lito es impresionante, te hace de guía turístico porque conoce cada pueblito del interior. Y eso repercutió arriba del escenario. Lo que me enseñó arriba y abajo de las tablas no tiene nombre. Y estoy muy agradecido por eso."
 
Funciones
¿CUÁNDO?

La obra se presenta los jueves a las 21 hs en la Sala Siranush. Armenia 1353.

Fuente: Tiempo Argentino

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