Lía Jelín, Omar Calicchio, Roberto Peloni, Diego Mariani, Esteban Masturini y Gaby Goldman: El cabaret de los hombres perdidos


El cabaret de los hombres perdidos: un musical transgresor

La obra que conmocionó al público y a la crítica en el off de París se estrenó en Buenos Aires, con la dirección de Lía Jelín

"Este material llegó a mis manos hace cuatro años. Me lo trajo Marilú Marini, y me dijo: «Esto es para que lo hagas vos». Intenté varias veces ponerlo en funcionamiento, pero son cuatro actores que tienen que cantar maravillosamente bien y que tienen que hacer muchos personajes. Es una obra que se las trae...", cuenta Lía Jelín, en su rol de directora de El cabaret de los hombres perdidos , musical que se estrenó ayer en el Molière, de San Telmo.

Pasaron cuatro años hasta que el material llegara a las manos de Omar Calicchio, hoy uno de los protagonistas de la obra y, junto a Jelín, el alma máter del proyecto: "Cuando Lía me mostró el material, empecé a investigar y me volví loco, porque es un musical distinto. No es el típico musical norteamericano, donde una cosa desemboca en otra, y todos somos felices. Es distinto, en cuanto a la estructura y en cuanto al trasfondo. Es oscuro", dice.

La pieza, "de estirpe surrealista", fue escrita por Cristian Simeón y Patrick Laviosa, sobre una idea original del creador Jean-Luc Revol, y, poco tiempo después de su estreno, se convirtió en un verdadero suceso del circuito off de París.

Gira en torno a la vida de Dicky, un joven signado por el dolor, interpretado por Esteban Masturini (La Parka, Mueva la patria, Frustrados en Baires), quien, en medio de una suerte de viaje onírico, cae en el Cabaret de los Hombres Perdidos , un bar de la zona roja gay. Se encuentra allí con los personajes de Lullaby, una travesti interpretada por Roberto Peloni (La Parka, Sweeney Todd); El Barman, un tatuador que encarna Diego Mariani (Cabaret, El especulador), y El Destino, un maestro de ceremonias que guiará al protagonista en un vertiginoso vistazo al devenir de su vida, compuesto por Omar Calicchio (actualmente en Forever Young y Locos ReCuerdos).

"Si bien hay lugar para el humor, y, por momentos, es desopilante, lo que me atrae de este musical es que no es una banalidad, sino que habla de minorías, de la diversidad y de lo que implica también encontrarse con el propio destino", explica Jelín.

Para la directora, sólo una lectura superficial llevaría a entender a la obra como una comedia musical sobre el destino de un heterosexual mezclado en un mundo de homosexuales y travestis. La lectura más profunda, dice Jelín, "tiene que ver con lo humano, con lo que pasa cuando uno se pregunta quién es uno".

ENTRE EL JUEGO Y LA VERDAD

En medio del crisol de personajes que desfilan por El cabaret de los hombres perdidos , los desafíos que enfrentan los cuatro intérpretes no son pocos. Tres de ellos (Calicchio, Mariani y Peloni) interpretan a múltiples personajes y todos ellos implican un corrimiento expresivo importante. "Mi personaje central es una travesti y el desafío está en hacerlo en serio, como si fuera cine. Tiene que poder salir a la calle y que la confundan. Encontrar eso y encontrar un nuevo cuerpo es difícil. Después, hago otros personajes femeninos con los que tengo un poco más de permiso para el humor y el juego", cuenta Peloni.

Diego Mariani interpreta a El Barman, un tatuador gay y, a lo largo de la obra, también debe desdoblarse en otras criaturas: "Estos personajes son seres marginados, no aceptados, desde algún lugar, por la sociedad -dice el actor-. Cuando hay juego, se puede ir a los extremos, pero hay partes, por ejemplo, cuando mi personaje confiesa que está enamorado de Dicky, donde tengo que ir a fondo, de verdad. No hay chiste".

También para Esteban Masturini aceptar este trabajo implicó un reto: "El desafío es enorme para mí, porque, dentro del género musical, es muy difícil encontrar un rol que pase por tantos estadios emocionales. Cuando Lía nos juntó y vimos lo que era, me enamoré de la obra".

Mientras tanto, el director musical Gaby Goldman encontró en esta pieza la posibilidad de investigar sobre un repertorio distinto al de los musicales convencionales: "Me interesó mucho trabajar sobre la música francesa. Es un espectáculo de cámara, en el que participan pocas personas. Hay solamente un piano en el escenario y eso es lo que sostiene musicalmente todo y nos da a nosotros más libertad en la investigación. Me generaba una inquietud desde el punto de vista musical y además tiene una magia y un vuelo impresionante".

DEL OFF PARISINO A SAN TELMO

El cabaret de los hombres perdidos se estrenó en París, en 2006, y rápidamente se transformó en un suceso de público y críticas. En 2007 fue premiado Mejor musical original en Les Musicals y recibió el premio Molière, también ese año, en las categorías de Mejor musical y Mejor autor.

Su desembarco en la Argentina, en manos del equipo liderado por Lía Jelín, también encuentra su espacio ideal en el circuito independiente. Se trata de una iniciativa de autogestión, llevada adelante por un grupo que es, además, un compendio de generaciones. Además del elenco y la directora, también forman parte del equipo: René Diviú, en escenografía y vestuario; Seku Faillace, en coreografía; Gonzalo Córdova, en el diseño de luces; Gonzalo Castagnino, en la producción, y Matías Strafe, como asistente de dirección. "Es una nueva autogestión y muchos de nosotros armamos nuestra carrera haciendo estos proyectos y después nos llamaron para hacer otros espectáculos", cuenta Goldman.

La llegada de El cabaret de los hombres perdidos a la cartelera porteña también se corresponde, de alguna manera, con una mirada muy actual sobre la diversidad y la marginación: "Hay cierta libertad, hay casamiento gay... Pero yo todavía no vi una travesti gerenta de marketing. Creo que hay una limitación en la sociedad que no permite ir más allá y creo que la idea de este musical negro es abrir", dice Jelín.

Por otro lado, según explica el director musical, el alcance de esta pieza se remonta también a un fuerte trasfondo histórico: "Todo el cabaret, antes de la Segunda Guerra Mundial, generaba un movimiento artístico que no entraba dentro de los cánones del nazismo y se llamaba Arte Degenerado -explica Goldman-. A partir de ahí, surgían artistas buenísimos que eran perseguidos por homosexuales o por judíos. Este material tiene que ver con esa oscuridad".

PARA AGENDAR

El cabaret de los hombres perdidos , musical dirigido por Lía Jelín. Molière, Balcarce 682. Lunes y martes, a las 20.30. Entrada: $ 130.

Fuente: La Nación

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