Arístides Vargas: Flores arrancadas a la niebla




Una trilogía escrita desde el exilio

El teatrista argentino radicado en Ecuador desde el '75 presenta en Buenos Aires la obra Flores arrancadas a la niebla. "El exilio consiste en saber cuándo te vas, pero volver nos lleva mucho más tiempo que ir", afirma el artista.

Arístides Vargas es argentino y, al mismo tiempo, referente del teatro latinoamericano. Impulsor del teatro en Mendoza, Vargas se tuvo que exiliar en 1975 a Ecuador, poco antes del golpe militar y, desde ese momento, su obra quedó marcada para siempre. Entre las compañías que dirigió, se encuentran: la compañía nacional de Teatro de Costa Rica, el grupo Justo Rufino Garay de Nicaragua, el grupo Taller del Sótano de México y la Compañía Ire de Puerto Rico. Es fundador de uno de una de las compañías más prestigiosas de América Latina: el grupo Malayerba de Ecuador, que lleva adelante en la actualidad. Ahora, Arístides volvió por unos días a Buenos Aires para presenciar el estreno de una de sus piezas: Flores arrancada de la niebla. Su vuelta le permite hablar sobre cómo es el reencuentro con su país.
La temática de la obra de Vargas gira en torno a la memoria, el desarraigo y la marginalidad. En su último trabajo, que presenta los sábados en Andamio 90, el autor y director decidió hablar de la migración forzada y cómo es la experiencia del destierro para miles de personas. "Es una obra escrita hace algunos años, después de un exilio largo y forzado por la dictadura, comienzo a abordar estos temas; escribo tres obras con la misma temática que conformarían una trilogía sobre el viaje a la destrucción de una identidad por el exilio como castigo; la obra también es uno de los momentos de mi exilio personal", cuenta Vargas.
Si bien para este referente del mundo teatral estar en Buenos Aires es estar en su casa, Vargas ve muy difícil que pueda volver a vivir en Argentina: "El exilio consiste que sabes cuándo te vas, por lo obvio del caso, pero volver nos lleva mucho más tiempo que el ir, y por esto el sentimiento es atroz y nos perdemos muchas veces antes de volver, como Ulises intentando llegar a Ítaca".
La migración forzada que se trata en la obra es, para Vargas, otra manera del exilio. "El castigo no es tan evidente, los grandes desplazamientos humanos, o las pequeñas expulsiones, obedecen a un tipo de castigo no asumido por los estados y gobiernos, ahora se les llama emigrantes pero en el fondo son exiliados", cuenta.
Con una gran experiencia en el teatro regional, Vargas analiza las diferencias entre el teatro en Buenos Aires y lo que pasa en Ecuador, donde vive. "Es muy diferente el teatro en Ecuador, sobre todo por la enorme cantidad de salas que hay acá. En Ecuador, el teatro es joven, mientras que en la Argentina hay una larga tradición de autores."

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