Mabel



Mabel

Una divertida propuesta de Mabel Salerno, con la mirada preciosista de Carlos Casella

Probablemente aquellos que hayan tenido la fortuna de cruzarse alguna vez con el grupo Mabel y los Inmaculados podrán disfrutar doblemente de este unipersonal protagonizado por esa intérprete tan singular en lo que hace a la fuerte impronta teatral que le imprime a su cuerpo y a su presencia en la escena. En este espectáculo musical, Mabel Salerno no contará con la presencia de sus músicos habituales pero sí podrá desplegar, con la ayuda de la dirección actoral de Carlos Casella, todo ese universo que desde 1997 el grupo desarrolla.

Con un hilvanado muy sencillo, Salerno ofrece un unipersonal en el que va relatando una historia amorosa que involucra a su álter ego -una suerte de antidiva que le roba incluso su propio nombre- en un vínculo amoroso con un tal Eugenio, y con el que vive avances, tropiezos y sinsabores, mientras deja que la emoción asome en un contexto por momentos desopilantes en lo que hace al carácter absurdista de su interpretación. Ejemplo de ello es la primera escena en la que aparece arrastrándose -literalmente- por todo el escenario, y que lentamente irá significando, apoyada en la magnífica puesta de luces de Ricardo Sica, esa agua por la que la diva se desplaza para llegar a cada una de las islas en las que la soledad se hará presente.

Hablándole directamente al público, la actriz y cantante desarrollará esa historia amorosa que le servirá como excusa para ofrecer los variados momentos musicales. El escenario buscará permanentemente la fragmentación y la separación para obligarla a ella a recorrerlo mientras evoca, mientras sufre. La estética juega intensamente entre lo kitch y lo camp, ámbitos en los que Salerno sabe moverse sin dificultades. La risa es permanentemente buscada por la intérprete, que demuestra una vez más su profundo manejo de la escena y de la platea.

Fuente: La Nación

Sala: La Carpinteria, Jean Jaures 858 / Funciones: sábados, a las 20.15

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