Las criadas

Ventajosa versión de Zorzoli de "Las criadas", con Marilú Marini

El director Ciro Zorzoli cumple un imaginativo trabajo en su versión de "Las criadas", de Jean Genet, con la ventaja de contar en el elenco con Marilú Marini, Paola Barrientos y Victoria Almeida.

Lo que se ve en el Teatro Presidente Alvear, otra de las ya acostumbradas coproducciones entre el Complejo Teatral de Buenos Aires y empresarios privados, es quizás el texto más famoso del francés, una de cuyas versiones, dirigida por el argentino Víctor García, trajo a Buenos Aires Núria Espert en 1984.

Escrita en la segunda posguerra, los personajes del título son Solange y Clara, que por sus características de arquetipos ya alcanzaron el derecho a ser conocidos por sus nombres, como sus casi contemporáneos Vladimir y Estragón, que Samuel Beckett bautizó para "Esperando a Godot".

Aquí, las chicas, que se dicen y posiblemente sean hermanas, trabajan para una Señora que carece de apelativo y celebran noche a noche una ceremonia en la que una de ellas desempeña el papel de la patrona y se hace rendir pleitesía por la otra.

El juego, que pretende tener la ironía propia de quien es explotado y se debate en una relación de amor-odio con la superior, remata con la decisión de traicionarla con cartas insidiosas, y finalmente asesinarla.

Es que el marido de la Señora -único personaje masculino de la pieza, aunque ausente- está involucrado en un robo o una estafa y fue encarcelado por esas cartas, lo que es un elemento de perturbación para el equilibrio del grupo.

El juego es permanente, las criadas juegan a respetar a la Señora, se tratan de usted en su presencia, la Señora juega a regalarles sus mejores vestidos y tapados, las tres juegan a creer que se creen.

El asunto viene de un hombre como Genet, que tuvo una vida muy poco feliz y supo de claustrofobias y miserias humanas -conoció varias cárceles desde su adolescencia, fue prostituto- pero las redime con una poesía que recorre gran parte de los diálogos.

Hay por cierto una lucha de clases quizás inconsciente -aunque la pieza no es psicológica- con estrategias de poder que recuerdan lo que pasaba en "El sirviente", una película de Joseph Losey de 1963, para la que Harold Pinter adaptó una novela de Robin Maugham, con un tira y afloja que intercambia o por lo menos confunde los roles.

El director Zorzoli, que no acaba de recoger elogios con su polémica "Estados de ira", se beneficia con una presencia como la de Marini, un verdadero animal escénico, aunque la apropiación que la actriz hace de su Señora difiere del habitual perfil despreciable del personaje.

La presencia de Marini -que está sólo un tercio de la acción a la vista- es un imán que impide quitar la vista de ella, aun cuando deambula fuera del marco escenográfico, por lo que el trabajo de sus acompañantes, en especial el de Barrientos, tiene un mérito adicional.

La actriz más joven, que a pesar de su trayectoria en el off cobró popularidad por unos avisos publicitarios y por su actuación en el ciclo de TV "Graduados", es también un ejemplo de recursos y talento, visibles sobre todo en un monólogo que despliega sobre el proscenio.

Menos espectacular es la actuación de Almeida, cuyos parlamentos tienen una marcada artificiosidad, tal vez buscada por la dirección en busca de un elemento no naturalista como pedía el mismo Genet al definir su obra.

Zorzoli se beneficia además con la maquinaria que le ofrece un teatro oficial, que le permite quitar y poner paredes y ventanas a su antojo para sugerir situaciones o estados de ánimo y también para marcar la puntuación de lo que está narrando.

Comete alguna transgresión, es cierto, como dejar de lado el aire de encierro que siempre se vio en la pieza y agregar un personaje masculino, que a modo de un utilero interviene en la acción, a cargo de Marcelino Bonilla.

"Las criadas" se ofrece en el Teatro Presidente Alvear, Corrientes 1659, de jueves a sábados a las 21 y los domingos a las 20.

Fuente: Télam

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