Después del aire

Después del aire

Hombres y mujeres sin destino, en una interesante propuesta

Andrés Binetti y Mariano Saba están desarrollando una trilogía de obras que han denominado Argentina Amateur. La patria fría , que actualmente ofrecen en Anfitrión, expone la decadente vida de un grupo de artistas de circo en tiempos del peronismo. En la segunda, Después del aire (sainete oral) , la historia gira en torno a un conjunto de actores de radioteatro en momentos en que el género va perdiendo interés, tanto en los autores como en los oyentes.

La acción transcurre dentro del estudio de una radio casi sin potencia y en un día muy particular: cuando se produce la muerte de Hipólito Yrigoyen. Como en La patria fría , la realidad política de la sociedad a la que pertenecen los personajes no resulta un signo dominante en la propuesta. Sólo asoman algunas cuestiones que movilizarán la conducta de esos seres, pero que no terminarán de redundar en conflictos determinantes.

Lo más importante para la dupla Binetti/Saba es descubrir las reacciones de los personajes frente a una actividad artística en franco deterioro y cómo eso va tornándolos hombres y mujeres sin destino aparente. En definitiva, Después del aire no es más que una interesante reflexión sobre la caída de un género artístico popular en un tiempo histórico esbozado en forma tenue.

Como en otras producciones de Andrés Binetti, en tanto director, es muy destacable la labor de sus actores. Ellos deben componer a unos intérpretes, en este caso, con rasgos muy apoyados en el oficio que desarrollan. En ese sentido, la propuesta expone cualidades muy valiosas. La reconstrucción de época es rigurosa, la manera en la que los personajes recuperan los valores del radioteatro es muy atractiva y hasta encuentran la forma de crear un juego que es divertido y, a la vez, lleva al espectador a reflexionar seriamente sobre la vida de ese grupo de creadores, cuya profesión ya no los conduce a la gloria, como en otros tiempos.

La escenografía expone el nivel de deterioro necesario para enmarcar esa acción. Sus trazos gruesos en el diseño no hacen más que aportar la oscuridad necesaria que el proyecto necesita para trascender de forma contundente.

Fuente: La Nación

Sala: Teatro del pueblo (Av. Roque Saenz Peña 943) / Funciones: viernes, a las 21 

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