Anoche no dormí



Anoche no dormí

Agradable propuesta de Gerardo Farías que se mete con las formas de la soledad

"Anoche no dormí", repite cada uno de los tres pacientes que llega, a su turno, a su sesión de terapia. El psicólogo los escucha y, sin demasiadas palabras, los insta a hablar sobre lo que pasó. Y ahí se instala una escena en paralelo donde se mezclan los hechos, los sueños, sus interpretaciones y los deseos. Es allí donde surge con claridad por qué cada uno no pudo dormir, por qué cada uno está tan solo, por qué les cuesta tanto alcanzar la respuesta a eso que los tiene insomnes.

La obra que escribió y dirige Gerardo Farías comienza como una comedia lisa y llana pero, de a poco, va tomando cierta densidad, hecho que saca a los personajes de lo más superfluo y los lleva a la emoción, a un replanteo más profundo. En esa búsqueda hay diferentes resultados de acuerdo a quién tenga a cargo cada rol, en ese sentido se puede decir que el elenco es un poco -apenas- desparejo.

Quien tiene más resto para el cambio de roles, para entrar y salir de la sesión, para pasar del mundo concreto al de los recuerdos es Hilario Quinteros, que lleva a su Oscar a lugares de muchísima hilaridad, pero también logra gran ternura y empatía con el espectador. El clásico perdedor que él compone tiene pequeños hallazgos que lo convierten en un ser sumamente querible.

En su rol de director, Farías guía con mano segura a todas sus criaturas en escena y, en conjunto, logra una propuesta agradable que termina dando más de lo que promete en un comienzo. El giro que se logra es altamente bienvenido.

Fuente: La Nación

Sala: T. Porteño, Corrientes 1630 / Función: Viernes, a las 21

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