¿Qué fue de Betty Lemon?


¿Qué fue de Betty Lemon?

Lady Lemon es una mujer mayor. Su rango lo obtuvo casándose con un político socialista. Eso no le ha cambiado demasiado su forma de pensar y menos aún de actuar en la vida. Vive sola en su departamento. Su cotidianeidad es monótona y sólo sus recuerdos parecen hacerle reavivar ese espíritu inquieto que siempre la caracterizó. Tiene una hija, pero sólo se relaciona con ella a través de un contestador telefónico, que apenas le acerca la dura voz de la muchacha.

Cierta mañana, ella recibe una comunicación oficial que la inquieta por demás. La han destacado como mujer discapacitada del año. Ella tiene sus achaques, se mueve de ratos con un bastón y, en otros, con una silla de ruedas pero la vitalidad y la lucidez que la caracterizan la tornan una mujer de una fortaleza envidiable.

Más aún se tornará rica cuando comience a reflexionar acerca de ese mote de "discapacitada" que, no sólo no va con ella, sino que le permite pensar en cuántas discapacidades andan dando vueltas por el mundo sin que nadie les coloque ese calificativo. Qué sucede con ciertos actos de algunos políticos, con las enseñanzas de educadores conservadores, con los planteos de algunos padres ante la educación de sus hijos.

Si Betty Lemon se ha caracterizado siempre por ser una mujer de férreas convicciones y ha luchado por mantenerse en pie de esa manera, ninguna comunicación oficial que intenta distinguirla podrá quebrarla, sobre todo porque detrás de ella asoma cierto halo de discriminación. Eso lo demostrará a lo largo de su discurso y aunque, en algunas situaciones necesite de ciertas apoyaturas para mantenerse altiva, eso en vez de disminuirla pareciera hacerla más enorme.

A través de una construcción muy minuciosa, precisa, que demuestra una severa investigación de la conducta de este personaje, Ana María Casó construye a una Betty Lemon tan entrañable que el espectador no podrá menos que sentir una profunda admiración por ella. Desde su relación con los objetos hasta esas construcciones de imágenes internas que logra a la hora de profundizar el relato, la exponen como una intérprete siempre delicada, sutil; por sobre todo, dueña absoluta de la escena. Por momentos, deja escapar una magia conmovedora.

Aunque la dirección de Edgardo Millán, en ciertos aspectos, descuida desarrollar con mayor intensidad algunas aristas del personaje, el creador sabe dar a ese espacio un misterio particular y, encuentra en la escenógrafa Luisa Giambroni a una intérprete también sumamente interesante y creativa.

Fuente: La Nación

Sala: Teatro del Abasto, Humahuaca 3549 / Funciones: sábados y lunes, a las 21; domingos, a las 20.30 

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