Ludovico Di Santo




“Pasé grandes momentos en la televisión”

Mientras hace teatro con Extraños en un tren, muy pronto se sumará al elenco de Sos mi hombre, para El Trece.

Como pez en el agua, Ludovico Di Santo, de jean color bordeaux y un suéter vintage posa para la lente del fotógrafo que busca sus mejores ángulos debajo de unos arbustos en un restaurant de Palermo. El día está gris, la lluvia parece querer volver a cada minuto, pero la buena predisposición y simpatía del joven actor de Extraños en un tren, con funciones de miércoles a domingo en el Picadilly, decoran la mojada cuadra de Gorriti.

–Quisiste ser futbolista, periodista, psicólogo y rockero. ¿Cómo llegaste finalmente a ser actor?
–(Risas) Sí, quise ser todo eso. Hasta que un día, en el cine mirando una película protagonizada por Al Pacino, dije: “Yo quiero hacer eso.” En esa época tenía 22 años, estudiaba Comunicación y pasaba por una crisis. Luego miré ese film y me di cuenta de que la actuación te permite hacer un montón de cosas, jugar distintos papeles, cumplir diferentes roles. Después de un tiempo comencé a estudiar teatro con Néstor Romero.
–¿Sentís que apartarte del personaje de galán y tomar papeles arriesgados te dio una impronta más sólida en el medio?
–Sí, pero también sé que eso tiene que ver con la oportunidad que te dan para hacer otras cosas, romper un poco la estructura. Para mí, el papel más difícil de interpretar es el de galán, será porque no lo sé realizar. Sin embargo, hay diferentes tipos de galanes, pero la estructura dramática es muy importante. El galán siempre es el héroe y esos no son papeles fáciles de hacer aunque lo parezcan. Además, tuve la suerte de poder realizar personajes que se corrían de su eje lo que, en mi caso, me resulta muy divertido.
–¿Ser Octavio en El Elegido fue un antes y un después en tu carrera?
–Sin duda. Creo que hubo un quiebre, sobre todo, en mis posibilidades laborales, en mí básicamente. Pablo Echarri y Martín Seefeld son dos grandes cabezas de equipo, y formaron un hermoso grupo con increíbles actores, en donde todos teníamos la posibilidad de jugar a lo que tuviésemos ganas, de contar cada uno su cuento, como era una historia un poco moral, todos íbamos teniendo nuestros momentos. Fue una oportunidad para demostrar que puedo hacer determinadas cosas. A mí me divertía mucho Octavio, porque siempre estaba jugando al límite o tenía algún conflicto. Además, este programa me dio un reconocimiento distinto con la gente en la calle, algo que agradezco.
–La televisión te dio la popularidad y el teatro te permite fortalecer tus dotes actorales a la hora de trabajar. ¿Preferís la pantalla chica o el teatro?
–Me gustan las dos alternativas. Si me ofrecieran las dos cosas, las haría en forma simultánea sin ningún problema. En la televisión he pasado grandes momentos. Por ejemplo en El tiempo no para y en El Elegido me divertí mucho, conocí muchísima gente grosa. Creo que en la televisión tuve grandes experiencias, al igual que en teatro, como ahora en Extraños en un tren en donde tengo la oportunidad de mostrar otra cosa, jugar con algo distinto.
–¿Quién es Paul Heines, tu personaje en la obra de Craig Warner?
–Paul es un joven evasivo, alguien que por temor no puede asumir lo que le ocurre en la vida. Las decisiones son muy complicadas para él. Después de la tercera escena, la mentira y el engaño son sus mejores aliados, y él vive en pesadumbre. De alguna manera, termina haciendo cosas que nunca jamás pensó que iba a hacer, lo que termina llevándolo a lugares desconocidos o sitios donde no había estado antes. Es más lo único que podríamos tener en común con Paul es que ambos somos luchadores.
–Se puede dilucidar en la obra que Bruno Anthony, el personaje del “Puma” Goity, posee una atracción sexual por tu personaje ¿Alguna vez te sentiste deseado por un hombre?
–Deseado por otro hombre, sí. A mí los hombres no me gustan de manera sexual, me gustan como género, me gustan mis amigos, desde ese lugar hay una afinidad, una identificación con el universo masculino. Pero sí, he tenido algunos approaches (acercamientos), pero nunca fue nada incómodo.
–Hablando del mundo masculino, ¿falta muy poco para que seas papá de un niño?
–Sí, mi mujer ya está de ocho meses y quedan tres semanas. Estoy con un gran nivel de ansiedad. Quiero conocer a Filipo ya, abrazarlo y divertirme mucho con él. Sé que voy a ser bastante hincha pelotas como padre (risas). Lloré cuando me enteré de que iba a venir al mundo y cuando supe que era varón, me mandé todas las mariconeadas de primerizo (ríe avergonzado). Así que ahora sólo espero que el teléfono suene y que sea Jimena avisándome que me tengo que ir para la clínica.
–Y pensando en la afirmación de que todos los chicos vienen con un pan debajo el brazo, ¿ya formas parte del elenco de Sos mi hombre, la nueva tira de Pol–Ka? 
–Me falta sólo firmar, pero te puedo adelantar que soy la pareja de Celeste Cid. ¡Mirá, acá están los libros! (dice contento) Mi personaje es el de un pibe que labura con el padre de Celeste en una empresa de cerveza que sponsorea boxeo, eso es lo único que puedo contar por ahora.  <
 
También de la TV al cine
Este año, Di Santo fue parte del elenco de Extraños en la noche, la película protagonizada por Diego Torres y Julieta Zylberberg con dirección de Alejandro Montiel.
Para 2013, el prometedor actor regresará a la pantalla grande con la opera prima de Emiliano Romero, Topos, junto a sus compañeros de tablas el Puma Goity y Pompeyo Audivert.

Fuente: Tiempo Argentino

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