Juan Gil Navarro, Rita Cortese, Julia Calvo y Marcelo Cosentino: Las brujas de Salem


Las brujas de Salem: el regreso de un gran clasico

La obra de Arthur Miller se revive con un gran elenco de conocidas figuras

Hay olor a pegamento, un ejército de escenógrafos y golpes de martillo en el teatro Broadway. Trabajan a ritmo constante para acondicionar la sala de abajo para el estreno de Stravaganza y la de arriba, para el debut de Las brujas de Salem. Juan Gil Navarro ingresa en el teatro con su mochila a cuestas. Recién aterrizó en Aeroparque y llegó a tiempo para el ensayo general de este clásico de Arthur Miller, dirigido por Marcelo Cosentino. El clima amenazó con desviar su vuelo a Ezeiza, pero eso no le preocupaba tanto como otro hecho que vivió en la jornada. Tranquiliza a todos los que le preguntan por su salud. Horas antes, su nombre invadió las redes sociales dando cuenta de un accidente sufrido en el Cerro Catedral, mientras grababa algunas escenas de Graduados. Sólo fue un rasguño en la frente, pero el protocolo de la alta montaña exigió su traslado en camilla hasta la base. "Ni bien pude llamé a mi mujer para tranquilizarla. Es tremendo cómo se corre un rumor con Twitter", dice.

Juan quiere hablar de otros tiempos y de otros familiares. Encarnará a John Proctor, uno de los grandes protagonistas del teatro contemporáneo, en esta tragedia ambientada a fines del siglo XVI, escrita durante el macartismo en plena "caza de brujas" a los simpatizantes de la izquierda. En Las brujas de Salem los cimientos de una aldea -o una nación- entera tiemblan ante las acusaciones de la práctica de la brujería. "Proctor es primo hermano de otros personajes que también son clásicos", explica el actor. Y nombra a Ricardo III, y a Edgard, ambos de William Shakespeare. A este último, uno de los villanos de Rey Lear, lo conoce demasiado, ya que lo interpretó en la reciente versión protagonizada por Alfredo Alcón. "Cuando compuse a Edgar, pedí usar guantes, y jugaba todo el tiempo con ellos, como si ocultase algo deforme. Para elaborar a Proctor no recurrí a ningún objeto del cual valerme; me tomé a mí mismo y me puse a trabajar mis defectos en terapia y a bucear en mugres mías", confiesa.

Para dar vida a esta aldea, Cosentino convocó a un elenco destacado: Carlos Belloso, Roberto Carnaghi, Rita Cortese, Lali Espósito (como Abigail), Julia Calvo, Alejandro Fiore, Oscar Alegre, Carlos Kaspar, Graciela Tenenbaum, Roberto Catarineu, Guillermo Marcos, Belén Santos (en el papel de Elizabeth) y un grupo de actrices jóvenes seleccionadas a través de audiciones, que, como define Cortese, "son una ametralladora". Ariel Diwan, el productor que desde hace algunas temporadas incursionó con éxito en el negocio del espectáculo teatral, supervisa todos los detalles de la escenografía, habla con los actores y con el director.

Juan corre el flamante telón desplegado sobre las también flamantes butacas y comienza una conversación de la obra junto con Cortese, que se mezcla con sus ideas políticas sobre la sociedad norteamericana. "Desde que empezamos a ensayar nos enfocamos en qué significa estar cerca de Dios, la aproximación del hombre hacia lo sagrado y cómo rige lo divino al individuo."

Comienzan a llegar los demás actores al ensayo. Julia Calvo irrumpe con un perfume delicioso y saluda a todos con alegría. También llegan dos representantes del Sindicato de Actores y piden a quienes no pertenecen al mismo que abandonen la sala para poder hablar con los artistas. Cortese habla de la rigidez de algunos sistemas y creencias que atraviesan a varias sociedades. "Quienes estamos en contacto con el arte a lo que menos tendríamos que aspirar es a ser rígidos. Esta obra habla de quienes en nombre de Dios cometen excesos", opina.

Juan tiene un tono de voz sereno, habla de modo pausado, pero se apasiona cada vez que se refiere a su personaje: "Hace un tiempo miraba No conoces a Jack, con Al Pacino. Antes de la escena final, donde debe presentarse ante el tribunal, su personaje comienza a decir: «¡Porque es mi nombre! ¡Porque no puedo tener otro en vida». Volví a esa parte una y mil veces. Es el monólogo emblemático de Proctor", recita con los ojos cerrados y se deleita con cada una de sus palabras.

LA VIGENCIA DE UN CLÁSICO
Marcelo Cosentino, cuyo rostro es conocido por haber participado como actor en varias tiras, trabajó durante más de un año para montar esta versión. "Además de ser una de mis obras preferidas, veía un clima de gran crispación en nuestra sociedad, de mucha agresión en los discursos, donde a lo que menos importancia tiene es la verdad. Me pareció que era el momento para llevarla a escena", explica.

Oscar Alegre, recién llegado de una jornada de grabación (será parte de la nueva comedia de Telefé Mi viejo verde), opina que ésta es una de las diez mejores obras jamás escritas en la historia del teatro. "Lo más complejo para mí fue conseguir un elenco a la altura de las circunstancias. Lo logré. Y a pesar de que es numeroso, eso no fue un obstáculo para mí, dado el compromiso que cada uno demostró. Además, esta obra, netamente política, está plagada de subtramas, y eso lo hace compleja", dice Cosentino.

"Las brujas de Salem es una de las obras más representadas de Miller. Siempre revive. Si bien fue escrita durante el macarthismo, en una época muy distinta al momento que se vive acá, donde no hay presos políticos, tiene una gran vigencia, porque no estamos aún en las antípodas de la rigidez de nuestras almas. Esto ocurre en todas partes del mundo, porque si no seguirían ocurriendo las guerras", resume Rita Cortese.

Antes que ésta, hubo dos versiones notorias de este clásico: la de 1973, que protagonizaron Alfredo Alcón y Alicia Bruzzo, y la de 1987, con Arturo Bonín y la dirección de Oscar Fessler.

JUAN, ENTRE WILLY Y JOHN
El rostro de Juan Gil Navarro puede verse en dos ficciones exitosas de Telefé. No sólo es el difunto hijo de Sofía Ponte, en La dueña, sino que además interpreta al personaje más popular de Graduados (según una encuesta realizada en Television.com.ar), Willy, gay amigo de Loly y de Vicky. "No te puedo explicar el éxito de Graduados. No sé dónde está el secreto. Pero sí sé que todos los que participamos de esta historia, venimos, en su mayoría, de proyectos de los cuales no estábamos del todo satisfechos. Sentíamos que existía la posibilidad de que en TV se contara una historia donde cada personaje tuviera un color, y aquí fue posible."

"En realidad, lo de La dueña es sólo un cameo, con el permiso de Underground Endemol y no fueron más de seis o siete escenas las que grabé, pero como están desparramadas, con recuerdos, y aparezco en fotos, pareciera que son más. En Graduados ingresé para hacer una participación, pero me pidieron que me quedara y les dije que sí, encantado, pero que necesitaba un hueco para poder estrenar Las brujas de Salem", explica, mientras disfruta el éxito de la ficción más vista de la TV.

Son tiempos de vértigo los que vive este actor que comenzó su carrera con Montaña rusa, otra vuelta, entre las grabaciones y el escenario: "Hay días que voy a venir con el tiempo contado, pero está bueno tener un espacio de juego, como el que te brinda la TV. En el teatro sé que vamos de A a B. En cambio, en la TV no sabés dónde está A, qué viene después, quién inventó la X, y vas para atrás con los ojos vendados todos los días", celebra..

PARA AGENDAR
Las brujas de Salem, de Arthur Miller Teatro: Broadway, Corrientes 1155. De miércoles a viernes, a las 21, sábados, a las 21 y a las 23.30 y domingos, a las 20.

Fuente: La Nación

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