Ernesto Suárez

Ernesto Suárez, premiado maestro cuyano y de mundo

El actor, director y maestro de teatro Ernesto Suárez, creador de elencos en Mendoza, su provincia, y en países de América latina, recibió el Premio a la Trayectoria, por parte del Instituto Nacional del Teatro, pero no se lo tomó muy en serio.

Docente desde 1969 y perseguido cultural en 1976, fue docente en Ecuador, Colombia y España, amigo y orgulloso compañero de copas de Atahualpa Yupanqui, Alfredo Zitarrosa, Joan Manuel Serrat, Ricardo Talento y Adhemar Bianchi, tiene -a los 72 años- una vitalidad arrasadora.

"Yo no puedo dejar de hacer teatro porque ya estoy contagiado -dijo en diálogo con Télam, durante la Fiesta del Teatro-; hace muchos años, cuando el director Carlos Owen, discípulo de Galina Tolmacheva, me vio barriendo el teatrito y me dijo: `Cagaste, ya te contagiaste`".

Añadió que el teatro es al mismo tiempo profesión y oficio, aunque no busca una definición intelectual ni ideológica, "ya que empecé haciendo teatro experimental, cono muchos, y luego pasé al teatro militante, popular y comunitario, más allá de los géneros".

Sabe que muchos lo llaman maestro y dice que se lo "hacen sentir", pero que él trata de desmitificarlo en el momento.

"A lo mejor por timidez, quebrándolo, contando un chiste o diciendo una tontera cotidiana; creo que manejo un léxico muy cotidiano y eso me convierte en un maestro muy sui generis", arriesgó.

"Yo no uso palabras rebuscadas para enseñar, sino que dejo que los términos vayan surgiendo a medida que surge la acción -explicó-; tal vez porque trabajo con sectores tan distintos, desde universitarios, elencos importantes, hasta barrios o grupos marginales".

Sobre las distintas épocas que atravesó el teatro argentino desde los años 60, del siglo pasado, Suárez opinó que en la actualidad "estamos haciendo historia, porque cuando empecé éramos Buenos Aires-centristas, si en Buenos Aires estaba Roberto Cossa hacíamos Roberto Cossa".

"En otro momento éramos eurocentristas, queríamos irnos a Francia o Italia, y ahora estamos mirando hacia adentro; a mí y a un montón de compañeros el exilio por los caminos de América latina nos abrió los ojos, y el Mercosur nos los sigue abriendo, ya que hay un intercambio con actores de Perú, Ecuador o Colombia, que antes parecía que no existían", abundó.

Para Suárez, "todo eso contribuye a que se vaya armando un movimiento, se va escribiendo una historia; porque a uno le parece que en el arte se pueden saltar etapas y no es así: primero hay que formar un público, formar actores y encontrar una identidad, lo que es jodido porque somos un montón de pueblos, costumbres, un cambalache", describió.

"En Mendoza se quiso copiar el Teatro Comunitario de Buenos Aires -señaló en cuanto al movimiento encabezado por Talento (Los Calandracas) y Bianchi (Catalinas)- y no se puede; el mismo Talento me dijo que era un disparate que fuera él a formar un teatro comunitario, ya que no tiene la más pálida idea de lo que sucede en Mendoza".

Su experiencia en países hermanos le demuestra, sin embargo, que "la cosa se va abriendo, porque uno no puede conocer un pueblo estando un mes allí; yo puedo nombrar Ecuador, donde hay un grupo en Quito, dos o tres en Guayaquil, dos en Manta, y paremos de contar, no hay un movimiento", aportó.

"Aparte hay una cosa con la que no estoy de acuerdo y es aquella gente que hace teatro para los festivales, como aquellos grupos que aparecen cuando el Instituto Nacional de Teatro pone la plata y hay una Fiesta Nacional, pero durante el año no tienen cartelera", sentenció.

Según su visión, sostuvo que "el teatro es una cosa sostenida, de todos los días, y esa es la tarea de cada grupo que haga una obra con dos o tres funciones, con muchos o pocos espectadores hasta que formen su público; pero en cambio hay un festival nacional o provincial y aparecen 30 grupos, mientras los fines de semana hay sólo diez".

Dijo también que en Mendoza "muchos actores se van a Buenos Aires a ver si triunfan porque no entienden la palabra triunfar; les parece que el triunfo es ser famoso, pero la palabra triunfar es tan compleja..."

"Yo hace 50 años que hago teatro y hace 20 que vivo bien del teatro -aseguró-; en el taller que estamos haciendo en La Rioja tuvimos una charla profunda acerca de cómo vivir para el teatro pero también vivir del teatro, qué queremos hacer en cuanto a estética, búsqueda o investigación y qué tenemos que hacer para organizarnos comunitariamente para poder vivir de él", concluyó.

Fuente: Télam

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