Alejandra Darín: Un informe sobre la banalidad del amor


“Las historias de amor clandestino hay que analizarlas en su contexto”

La actriz de Un informe sobre la banalidad del amor habla de la relación sentimental de la obra que protagoniza, de su conexión con el público y su tarea en la Asociación Argentina de Actores. Piensa volver a trabajar con su hermano Ricardo.

Dos horas antes de la función de Un informe sobre la banalidad del amor, Alejandra Darín recibe a Tiempo Argentino en el teatro y habla de la obra de Mario Diament que protagoniza junto a Osmar Nuñez, bajo la dirección del experimentado Manuel Iedvabni. Su trabajo le valió los premios María Guerrero y ACE en el rubro mejor actriz.

–¿Cómo te sentís con esta tercera temporada del espectáculo?
 –La verdad que muy bien porque es maravillosa. Estamos haciendo funciones dos veces por semana y, en punto, es ideal para mí porque también estoy desarrollando mi trabajo como Presidente de la Asociación Argentina de Actores. Estamos de nuevo con esta obra porque todos quisimos volver a hacerla.
–¿Cómo definís la pieza?
– Es una historia de amor y es algo muy especial lo que sucede, no sólo por lo que me pasa a mí como actriz, sino a la gente. Una tiene la habilidad de jugar con el personaje, pero también de sentir al público que se manifiesta con un profundo silencio. Durante las funciones no vuela una mosca. Para poder hacerla necesitamos de un gran poder de concentración y el espectador contribuye, excepto que suene un celular (risas).
–Esta historia se construye a partir de encuentros....
– Son cinco escenas en las vidas de Hannah Arendt y Martín Heidegger, la alumna y su profesor, que se conocieron en la Universidad de Marburgo en 1925. En cinco escenarios Mario Diament resume el vínculo entre estos dos grandes pensadores del Siglo XX. En ese primer encuentro se produce el enamoramiento, pero en el segundo, que ocurre un año después, se formaliza física y mentalmente. Estas citas les llevan a ellos 25 años hasta 1950. En el tercero cortan su relación física, y se encuentran en ciudades distintas. En el cuarto, ella debe huír de Alemania porque es perseguida por judía, se exilia en Francia y luego en Estados Unidos; mientras que Heidegger adhiere al régimen nazi al aceptar el rectorado de la Universidad de Friburgo. Ya en el último, 17 años después, ella regresa.
–¿No hay una contradicción en tu personaje al enamorarse de una persona que adhiere al régimen nazi?
–Sí, la contradicción es inherente al ser humano. Las personas no somos una imagen o una fotografía. En el caso de Hannah, se enamora de un hombre al que admira como ninguno y le toca ser su alumna. La diferencia de lo que ocurre con este personaje es el contexto y el tiempo. Hoy no se puede juzgar tan fácilmente porque es otro momento histórico. Aquí ocurrió algo similar con la dictadura militar, ya que uno se preguntaba por qué la gente no reaccionaba y muchos desconocían lo que estaba pasando.
– ¿Por qué creés que la obra tiene tanta vigencia y actualidad?
   – Esta historia de amor trasciende su momento político y social. Sin ser tan extremos, todos conocemos casos de este tipo. Uno se deja llevar, pero si analizamos la misma situación en otro contexto, las cosas cambian. Y la obra habla precisamente de  revalorizar las cosas y poder hacer la vida que uno quiere sin dañar a un tercero.
– ¿En la trama prevalece la historia de amor o el contexto en el que estaban los personajes?
–Para nosotros sí. La obra conmueve y emociona. No hay quien salga de verla sin que le pase o le mueva algo. Con Osmar Nuñez estuvimos de acuerdo desde los ensayos que se trataba de una historia de amor.
–¿Qué te da y qué te quita tu labor en la Asociación Argentina de Actores?
– Ser dirigente también es un acto de amor porque me provoca cansancio y alegría. Es difícil porque la actividad abarca varias ramas y cada una tiene su complicación. Somos un equipo de 18 personas que comenzamos a trabajar en diciembre. Es una gran responsabilidad y consiste en ver esta profesión pero desde otro lugar. En ella se mueven muchos factores, pero realmente lo que me da energía es la honestidad de mis compañeros. Mientras esté al frente quiero conseguir la unión de los actores. Nosotros somos seres muy particulares: pura emoción y pasión. De lo contrario, no habría tanta actividad teatral. Aproximadamente hay 400 teatros independientes más las salas comerciales. Al teatro lo hacen los actores y la mayoría trabaja en cooperativas. La pasión es lo que los lleva a subirse a un escenario y, justamente, allí se encuentra un semillero impresionante.
– ¿Te sentís lejos del cine?
–Hice poco cine y mucha televisión. Actualmente y, por mi experiencia, me cuesta mucho hacer tele. Los tiempos también juegan en contra. Sí tengo claro que no participaría ni del Bailando ni de realities.
– ¿Hay algún plan para trabajar con tu hermano Ricardo?
– Ya trabajamos juntos y estamos pensando algo que ojalá se pueda concretar. La idea está porque lo amo y me divierto mucho con él. Me gusta trabajar cómoda y el tema del compañerismo es importante.

Fuente: Tiempo Argentino

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