Déjala sangrar

Nota del 11 de octubre

Heridas que no cierran

Con dirección de Patricio Contreras, un elenco de gran intensidad cuenta una historia terrible, de sangre y fuego.

Capital, plusvalía, socialismo, globalización, exilio, burguesía, revolución. Revolución. El "gran concepto".

Palabras, palabras y más palabras. Detrás de ellas, una historia que se desgarra hasta transformarse en lo que son sus protagonistas. Retazos de algo que ya no es. De algo cuya existencia real Benjamín Galemiri también pone en duda. O al menos incita a leer de otra manera. Pero que sigue lastimando.

Ellos son Theda Goddard (Alejandra Flechner), Virna Vigo (Ingrid Pelicori), Mijail Kapriski (Horacio Peña) y Simón Tolkathov (Tony Vilas). Pero también son otros alias. Nombres de guerra que ocultan a personas de carne y hueso. O a sus jirones.

En el centro de la sala Cunill Cabanellas, un laberinto de jardín se transforma en un campo de batalla entre quienes compartieron una historia escrita a sangre y fuego. Pero también a traiciones, cobardías y falsas imposturas. Escrita en base a verdades absolutas, discursos vacíos. O mejor dicho, vaciados.

Palabras. Un derroche de palabras a las que Galemiri no las compromete con relato lineal alguno. Déjala sangrar se construye con escenas de lo que podría ser una película de intrigas y terror. Sólo basta con que Villanueva Cosse, en su rol de guía, funda a negro el fin de cada cuadro, para ir y venir hacia y desde el pasado una y otra vez.

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