José Sacristán

José Sacristán: "Siempre tuve claro al enemigo"

Nació en plena Guerra Civil Española. Y le pusieron José en homenaje al primer secretario general comunista. Con la ideología como telón de fondo, hizo su propio camino.

Cualquier frase que dice José Sacristán a lo largo de la charla lo define. Lo define lo que dice, cómo lo dice. Y lo que no dice. Tiene una soberana claridad que regala sobre la mesa del bar, entre el café y los libros. Tiene una vida construida sobre la intensidad, la ajena no buscada, la propia elegida. Y entonces, en medio de una cruda mirada sobre sus años de niño, entiende ahora que "hubiera sido descojonante de la risa que alguien hubiera presentado un cuadro depresivo o que hubiera necesitado ir al analista porque tenía un problema de identidad. A hostia limpia te curaban el problema o te pegaban tres tiros en la nuca. El tema era ver cómo coño comías al día siguiente".

Ninguna espiritualidad...

No, claro. En tal caso, la espiritualidad estaba en la defensa de la dignidad frente al enemigo. Había un enemigo que había ganado la guerra.

Sacristán nació en plena Guerra Civil Española y su papá eligió llamarlo José "por José Díaz, que fue el primer secretario general del partido comunista de España. Mi padre tenía las cosas muy claras. Apostaba a la resistencia moral. Yo recuerdo que de muy pequeño tenía la noticia de que algo malo había ocurrido en el sitio en el que había nacido y nosotros estábamos, como decía Albert Camus, del lado de los que sufrían la historia y no de los que la hacían. Me alcanzaba con ver el trato que recibíamos cuando mi madre me llevaba a ver a mi padre a la cárcel... En la de Ocaña, por ejemplo, cuando hacíamos la cola para poder entrar a verlo, los que habían ganado vertían los orinales sobre los que esperábamos...".

El hombre que ahora protagoniza en Buenos Aires la obra Dos menos —junto a Héctor Alterio, en La Plaza— nació en Chinchón: "Soy hijo de campesinos y provengo de una Castilla en la que se desarrollaba naturalmente el instinto de supervivencia, con todas las carencias propias de la postguerra y con el enemigo en el poder... siempre tuve claro al enemigo". No habla sólo de Francisco Franco.

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