Andrés Bazzalo: Escrito en el barro


Otelo en la guerra del Paraguay

El director cuenta cómo trabajó el texto clásico, lo adaptó a seis personajes y a una tragedia sin cicatrizar.

En Escrito en el barro, Otelo no es negro y se llama Sosa. Chipre queda lejos y la humedad de la mesopotamia reemplaza al clima del Mediterráneo. No hay turcos en la costa, y unas pocas referencias anclan la obra en la Guerra del Pa raguay. "Me propuse escribir una versión propia centrada en sólo seis personajes. Obvié los primeros dos actos del original, los textos no son dichos por los mismos personajes, ni lo hacen en el mismo orden", explica su autor y director, Andrés Bazzalo. "Hice -agrega- una especie de deconstrucción. Eso me permitió cambiar de lugar algunas escenas e inventar otras".

La puesta adoptó por escenario un rectángulo cuyos dos lados mayores hacen de frente. Allí, con sólo dos tarimas por escenografía, el catálogo de mentiras, intrigas y traiciones encuentran un ámbito en el que el texto y la dinámica actoral alcanza para crear paisajes y percibir que el barro está ahí, muy cerca de la platea.

En Clarín

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